Semana 29 de Tiempo Ordinario. Año Impar

Semana 29 Tiempo Ordinario Año Impar

Semana 29 de Tiempo Ordinario en el Año Impar, según el Leccionario IV, es un período litúrgico en el que la Iglesia Católica se sumerge en una profunda reflexión a través de la Palabra de Dios, siguiendo un ciclo de lecturas específicamente diseñado para estos años. Durante este tiempo, los días feriales se enriquecen con lecturas continuas que abarcan una variedad de libros bíblicos, proporcionando a los fieles una oportunidad única de profundizar en su comprensión de las Escrituras y de la enseñanza católica.

En el Año Impar, el Leccionario IV ofrece una selección de textos del Antiguo Testamento, Salmos, Epístolas y Evangelios que se han elegido cuidadosamente para iluminar diferentes aspectos de la fe y la vida cristiana. Estas lecturas están diseñadas no solo para educar sino también para inspirar y guiar a los fieles en su caminar diario con Dios. Por ejemplo, los Evangelios de Marcos y Mateo son a menudo destacados, proporcionando reflexiones sobre la vida y enseñanzas de Jesucristo que son centrales para la fe católica.

29ª Semana de Tiempo Ordinario. Años impares

Lunes

PRIMERA LECTURA

Está escrito también por nosotros, a quienes nos valdrá si creemos en él

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 4, 20-25

Hermanos:

Ante la promesa de Dios Abrahán no fue incrédulo, sino que se hizo fuerte en la fe, dando con ello gloria a Dios, al persuadirse de que Dios es capaz de hacer lo que promete, por lo cual le valió la justificación.

Y no sólo por él está escrito: «Le valió», sino también por nosotros, a quienes nos valdrá si creemos en el que resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación.

Palabra de Dios.

Interleccional: Lucas 1, 69-70. 71-72. 73-75 (R.: cf. 68)

R. Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado a su pueblo.

Nos ha suscitado una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas. R.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza. R.

Y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días. R.

Aleluya Mt 5, 3

Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.

EVANGELIO

Lo que has acumulado, ¿de quién será?

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 13-21

En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús:

—«Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia».

Él le contestó:

—«Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?».

Y dijo a la gente:

—«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».

Y les propuso una parábola:

—«Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: «¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha».

Y se dijo:

«Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida».

Pero Dios le dijo:

«Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?».

Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios».

Palabra del Señor.

Martes

PRIMERA LECTURA

Por el delito de un solo hombre comenzó el reinado de la muerte.
Cuanto más ahora vivirán y reinarán

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 12. 15b. 17-19. 20b-21

Hermanos:

Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron.

Si por la transgresión de uno murieron todos, mucho más, la gracia otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a un solo hombre, Jesucristo, sobró para la multitud.

Por el delito de un solo hombre comenzó el reinado de la muerte, por culpa de uno solo. Cuanto más ahora, por un solo hombre, Jesucristo, vivirán y reinarán todos los que han recibido un derroche de gracia y el don de la justificación.

En resumen: si el delito de uno trajo la condena a todos, también la justicia de uno traerá la justificación y la vida.

Si por la desobediencia de uno todos se convirtieron en pecadores, así por la obediencia de uno todos se convertirán en justos.

Si creció el pecado, más desbordante fue la gracia. Y así como reinó el pecado, causando la muerte, así también, por Jesucristo, nuestro Señor, reinará la gracia, causando una justificación que conduce a la vida eterna.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 39, 7-8a. 8b-9. 10. 17 (R.: cf. 8a y 9a)

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy». R.

«—Como está escrito en mi libro—
para hacer tu voluntad».
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R.

Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»
los que desean tu salvación. R.

Aleluya Lc 21, 36

Estad siempre despiertos,
pidiendo fuerza para manteneros en pie
ante el Hijo del hombre.

EVANGELIO

Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 35-38

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame.

Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os seguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo.

Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos».

Palabra del Señor.

Miércoles

PRIMERA LECTURA

Ofreceos a Dios como hombres que de la muerte han vuelto a la vida

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 6, 12-18

Hermanos:

Que el pecado no siga dominando vuestro cuerpo mortal, ni seáis súbditos de los deseos del cuerpo.

No pongáis vuestros miembros al servicio del pecado, como instrumentos para la injusticia; ofreceos a Dios como hombres que de la muerte han vuelto a la vida, y poned a su servicio vuestros miembros, como instrumentos para la justicia.

Porque el pecado no nos dominará: ya no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia. Pues, ¿qué? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la Ley, sino bajo la gracia?

¡De ningún modo!

¿No sabéis que, al ofreceros a alguno como esclavos para obedecerle, os hacéis esclavos de aquel a quien obedecéis: bien del pecado, para la muerte, bien de la obediencia, para la justicia?

Pero, gracias a Dios, vosotros, que erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquel modelo de doctrina al que fuisteis entregados y, liberados del pecado, os habéis hecho esclavos de la justicia.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 123, 1-3. 4-6. 7-8 (R.: 8a)

R. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
—que lo diga Israel—,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros. R.

Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito sea el Señor, que no nos entregó
en presa a sus dientes. R.

Hemos salvado la vida, como el pájaro
de la trampa del cazador;
la trampa se rompió, y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra. R.

Aleluya Mt 24, 42a. 44

Estad en vela y preparados,
porque a la hora que menos pensáis
viene el Hijo del hombre.

EVANGELIO

Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 39-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete.

Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».

Pedro le preguntó:

—«Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?».

El Señor le respondió:

—«¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas?

Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes.

Pero si el empleado piensa: «Mi amo tarda al llegar», y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y deber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles.

El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos.

Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá».

Palabra del Señor.

Jueves

PRIMERA LECTURA

Ahora, emancipados del pecado, habéis sido hechos esclavos de Dios

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 6, 19-23

Hermanos:

Uso un lenguaje corriente, adaptándome a vuestra debilidad, propia de hombres; quiero decir esto: si antes cedisteis vuestros miembros como esclavos a la inmoralidad y al desorden, para el desorden total, ponedlos ahora al servicio de la justicia para vuestra santificación.

Cuando erais esclavos del pecado, la justicia no os gobernaba.

¿Qué frutos dabais entonces? Frutos de los que ahora os avergonzáis, porque acaban en la muerte.

Ahora, en cambio, emancipados del pecado y hechos esclavos de Dios, producís frutos que llevan a la santidad y acaban en vida eterna.

Porque el pecado paga con muerte, mientras que Dios regala vida eterna por medio de Cristo Jesús, Señor nuestro.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 1, 1-2. 3. 4 y 6 (R.: Sal 39, 5a)

R. Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor.

Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R.

Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R.

No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R.

Aleluya Flp 3, 8-9

Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura
con tal de ganar a Cristo y existir en él.

EVANGELIO

No he venido a traer paz, sino división

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 49-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla!

¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división.

En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».

Palabra del Señor.

Viernes

PRIMERA LECTURA

¿Quién me librará de este cuerpo presa de la muerte?

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 7, 18-25a

Hermanos:

Sé muy bien que no es bueno eso que habita en mí, es decir, en mi carne; porque el querer lo bueno lo tengo a mano, pero el hacerlo, no.

El bien que quiero hacer no lo hago; el mal que no quiero hacer, eso es lo que hago.

Entonces, si hago precisamente lo que no quiero, señal que no soy yo el que actúa, sino el pecado que habita en mí.

Cuando quiero hacer lo bueno, me encuentro inevitablemente con lo malo en las manos.

En mi interior me complazco en la ley de Dios, pero percibo en mi cuerpo un principio diferente que guerrea contra la ley que aprueba mi razón, y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mi cuerpo.

¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo presa de la muerte?

Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, y le doy gracias.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 118, 66. 68. 76. 77. 93. 94 (R.: 68b)

R. Instrúyeme, Señor, en tus leyes.

Enséñame a gustar y a comprender,
porque me fío de tus mandatos. R.

Tú eres bueno y haces el bien;
instrúyeme en tus leyes. R.

Que tu bondad me consuele,
según la promesa hecha a tu siervo. R.

Cuando me alcance tu compasión, viviré,
y mis delicias serán tu voluntad. R.

Jamás olvidaré tus decretos,
pues con ellos me diste vida. R.

Soy tuyo, sálvame,
que yo consulto tus leyes. R.

Aleluya Cf. Mt 11, 25

Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra,
porque has revelado los secretos del reino
a la gente sencilla.

EVANGELIO

Si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo,
¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente?

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 54-59

En aquel tiempo, decía Jesús a la gente:

—«Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: «Chaparrón tenemos», y así sucede. Cuando sopla el sur decís: «Va a hacer bochorno», y lo hace.

Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer?

Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel.

Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo».

Palabra del Señor.

Sábado

PRIMERA LECTURA

El Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 1-11

Hermanos:

Ahora no pesa condena alguna sobre los que están unidos a Cristo Jesús, pues, por la unión con Cristo Jesús, la ley del Espíritu de vida me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Lo que no pudo hacer la Ley, reducida a la impotencia por la carne, lo ha hecho Dios: envió a su Hijo encarnado en una carne pecadora como la nuestra, haciéndolo víctima por el pecado, y en su carne condenó el pecado.

Así, la justicia que proponía la Ley puede realizarse en nosotros, que ya no procedemos dirigidos por la carne, sino por el Espíritu. Porque los que se dejan dirigir por la carne tienden a lo carnal; en cambio, los que se dejan dirigir por el Espíritu tienden a lo espiritual.

Nuestra carne tiende a la muerte; el Espíritu, a la vida y a la paz. Porque la tendencia de la carne es rebelarse contra Dios; no sólo no se somete a la ley de Dios, ni siquiera lo puede. Los que viven sujetos a la carne no pueden agradar a Dios.

Pero vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo.

Pues bien, si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justicia obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 23, 1-2. 3-4ab. 5-6 (R.: cf. 6)

R. Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R.

Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.

Aleluya Ez 33, 11

No quiero la muerte del malvado
—dice el Señor—,
sino que cambie de conducta y viva.

EVANGELIO

Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera

Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 1-9

En aquella ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó:

—«¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera».

Y les dijo esta parábola:

—«Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.

Dijo entonces al viñador:

«Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?».

Pero el viñador contestó:

«Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas»».

Palabra del Señor.



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