Semana 12 de Tiempo Ordinario. Año Impar

Semana 12 Tiempo Ordinario Año Impar

Semana 12 de Tiempo Ordinario en el Año Impar, según el Leccionario IV, es un período litúrgico en el que la Iglesia Católica se sumerge en una profunda reflexión a través de la Palabra de Dios, siguiendo un ciclo de lecturas específicamente diseñado para estos años. Durante este tiempo, los días feriales se enriquecen con lecturas continuas que abarcan una variedad de libros bíblicos, proporcionando a los fieles una oportunidad única de profundizar en su comprensión de las Escrituras y de la enseñanza católica.

En el Año Impar, el Leccionario IV ofrece una selección de textos del Antiguo Testamento, Salmos, Epístolas y Evangelios que se han elegido cuidadosamente para iluminar diferentes aspectos de la fe y la vida cristiana. Estas lecturas están diseñadas no solo para educar sino también para inspirar y guiar a los fieles en su caminar diario con Dios. Por ejemplo, los Evangelios de Marcos y Mateo son a menudo destacados, proporcionando reflexiones sobre la vida y enseñanzas de Jesucristo que son centrales para la fe católica.

12ª Semana de Tiempo Ordinario. Años impares

Lunes

PRIMERA LECTURA

Abrán marchó, como le había dicho el Señor

Lectura del libro del Génesis 12, 1-9

En aquellos días, el Señor dijo a Abrán:

—«Sal de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré.

Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y será una bendición.

Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan.

Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo».

Abrán marchó, como le había dicho el Señor, y con él marchó Lot. Abrán tenía setenta y cinco años cuando salió de Harán. Abrán llevó consigo a Saray su mujer, a Lot, su sobrino, todo lo que había adquirido y todos los esclavos que había ganado en Harán.

Salieron en dirección de Canaán y llegaron a la tierra de Canaán. Abrán atravesó el país hasta la región de Siquén, hasta la encina de Moré. En aquel tiempo habitaban allí los cananeos.

El Señor se apareció a Abrán y le dijo:

—«A tu descendencia le daré esta tierra».

Él construyó allí un altar en honor del Señor, que se le había aparecido. Desde allí continuó hacia las montañas al este de Betel, y plantó allí su tienda, con Betel a poniente y Ay a levante; construyó allí un altar al Señor e invocó el nombre del Señor. Abrán se trasladó por etapas al Negueb.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 32, 12-13. 18-19. 20 y 22 (R.: 12b)

R. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. R.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R.

Aleluya Hb 4, 12

La palabra de Dios es viva y eficaz;
juzga los deseos e intenciones del corazón.

EVANGELIO

Sácate primero la viga del ojo

Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 1-5

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«No juzguéis y no os juzgarán; porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros.

¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?

¿Cómo puedes decirle a tu hermano: «Déjame que te saque la mota del ojo», teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita; sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano».

Palabra del Señor.

Martes

PRIMERA LECTURA

No haya disputas entre nosotros dos, pues somos hermanos

Lectura del libro del Génesis 13, 2. 5-18

Abrán era muy rico en ganado, plata y oro.

También Lot, que acompañaba a Abrán, poseía ovejas, vacas y tiendas; de modo que ya no podían vivir juntos en el país, porque sus posesiones eran inmensas y ya no cabían juntos.

Por ello surgieron disputas entre los pastores de Abrán y los de Lot. En aquel tiempo cananeos y fereceos ocupaban el país.

Abrán dijo a Lot:

—«No haya disputas entre nosotros dos, ni entre nuestros pastores, pues somos hermanos. Tienes delante todo el país, sepárate de mí; si vas a la izquierda, yo iré a la derecha; si vas a la derecha yo iré a la izquierda».

Lot echó una mirada y vio que toda la vega del Jordán, hasta la entrada de Zear, era de regadío (esto era antes de que el Señor destruyera a Sodoma y Gomorra); parecía un jardín del Señor, o como Egipto. Lot se escogió la vega del Jordán y marchó hacia levante; y así se separaron los dos hermanos.

Abrán habitó en Canaán; Lot en las ciudades de la vega, plantando las tiendas hasta Sodoma. Los habitantes de Sodoma eran malvados y pecaban gravemente contra el Señor.

El Señor habló a Abrán después que Lot se había separado de él:

—«Desde tu puesto dirige la mirada hacia el norte, mediodía, levante y poniente. Toda la tierra que abarques te la daré a ti y a tus descendientes para siempre.

Haré a tus descendientes como el polvo; el que pueda contar el polvo podrá contar a tus descendientes.

Anda, pasea el país a lo largo y a lo ancho, pues te lo voy a dar».

Abrán alzó la tienda y fue a establecerse junto a la encina de Mambré, en Hebrón, donde construyó un altar en honor del Señor.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 14, 2-3a. 3bc-4ab. 5 (R.: 1b)

R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R.

El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R.

El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R.

Aleluya Jn 8, 12b

Yo soy la luz del mundo
—dice el Señor—;
el que me sigue tendrá la luz de la vida.

EVANGELIO

Tratad a los demás como queréis que ellos os traten

Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 6. 12-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros.

Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas.

Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos.

¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos».

Palabra del Señor.

Miércoles

PRIMERA LECTURA

Abrán creyó a Dios, y esto le valió la justificación, y el Señor hizo alianza con él

Lectura del libro del Génesis 15, 1-12. 17-18

En aquellos días, Abrán recibió en una visión la palabra del Señor:

—«No temas, Abrán, yo soy tu escudo, y tu paga será abundante».

Abrán contestó:

—«Señor, ¿de qué me sirven tus dones, si soy estéril, y Eliezer de Damasco será el amo de mi casa?».

Y añadió:

—«No me has dado hijos, y un criado de casa me heredará».

La palabra del Señor le respondió:

—«No te heredará ése, sino uno salido de tus entrañas».

Y el Señor lo sacó afuera y le dijo:

—«Mira el cielo; cuenta las estrellas, si puedes».

Y añadió:

—«Así será tu descendencia».

Abrán creyó al Señor, y se le contó en su haber.

El Señor le dijo:

—«Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra».

Él replicó:

—«Señor Dios, ¿cómo sabré que yo voy a poseerla?».

Respondió el Señor:

—«Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón».

Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba.

Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él.

El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados.

Aquel día el Señor hizo alianza con Abrán en estos términos:

—«A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río Éufrates».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 104, 1-2. 3-4. 6-7. 8-9 (R.: 8a)

R. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.

O bien:

R. Aleluya.

Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas. R.

Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro. R.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R.

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac. R.

Aleluya Jn 15, 4a. 5b

Permaneced en mí, y yo en vosotros
—dice el Señor—;
el que permanece en mí da fruto abundante.

EVANGELIO

Por sus frutos los conoceréis

Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 15-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Cuidado con los falsos profetas; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces.

Por sus frutos los conoceréis. A ver, ¿acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles dañados dan frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis».

Palabra del Señor.

Jueves

PRIMERA LECTURA

Hagar dio un hijo a Abrán, y Abrán lo llamó Ismael

Lectura del libro del Génesis 16 ,1-12. 15-16

Saray, la mujer de Abrán, no le daba hijos; pero tenía una sierva egipcia llamada Hagar.

Y Saray dijo a Abrán:

—«El Señor no me deja tener hijos; llégate a mi sierva a ver si ella me da hijos».

Abrán aceptó la propuesta.

A los diez años de habitar Abrán en Canaán, Saray, la mujer de Abrán, tomó a Hagar, la esclava egipcia, y se la dio a Abrán, su marido, como esposa. Él se llegó a Hagar, y ella concibió. Y, al verse encinta, le perdió el respeto a su señora.

Entonces Saray dijo a Abrán:

—«Tú eres responsable de esta injusticia; yo he puesto en tus brazos a mi esclava, y ella, al verse encinta, me pierde el respeto. Sea el Señor nuestro juez».

Abrán dijo a Saray:

—«De tu esclava dispones tú; trátala como te parezca».

Saray la maltrató, y ella se escapó.

El ángel del Señor la encontró junto a la fuente del desierto, la fuente del camino de Sur, y le dijo:

—«Hagar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y adónde vas?».

Ella respondió:

—«Vengo huyendo de mi señora».

El ángel del Señor le dijo:

—«Vuelve a tu señora y sométete a ella».

Y el ángel del Señor añadió:

—«Haré tan numerosa tu descendencia que no se podrá contar».

Y el ángel del Señor concluyó:

—«Mira, estás encinta y darás a luz un hijo y lo llamarás Ismael, porque el Señor te ha escuchado en la aflicción. Será un potro salvaje: él contra todos y todos contra él; vivirá separado de sus hermanos».

Hagar dio un hijo a Abrán, y Abrán llamó Ismael al hijo que le había dado Hagar.

Abrán tenía ochenta y seis años cuando Hagar dio a luz a Ismael.

Palabra de Dios.

O bien más breve:

Lectura del libro del Génesis 16, 6b-12, 15-16

En aquellos días Saray maltrató a Hagar, y ella se escapó.

El ángel del Señor la encontró junto a la fuente del desierto, la fuente del camino de Sur, y le dijo:

—«Hagar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y adónde vas?».

Ella respondió:

—«Vengo huyendo de mi señora».

El ángel del Señor le dijo:

—«Vuelve a tu señora y sométete a ella».

Y el ángel del Señor añadió:

—«Haré tan numerosa tu descendencia que no se podrá contar».

Y el ángel del Señor concluyó: «Mira, estás encinta y darás a luz un hijo y lo llamarás Ismael, porque el Señor te ha escuchado en la aflicción. Será un potro salvaje: él contra todos y todos contra él; vivirá separado de sus hermanos».

Hagar dio un hijo a Abrán, y Abrán llamó Ismael al hijo que le había dado Hagar. Abrán tenía ochenta y seis años cuando Hagar dio a luz a Ismael.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 105, 1-2. 3-4a. 4b-5 (R.: 1a)

R. Dad gracias al Señor porque es bueno.

O bien:

R. Aleluya.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
¿Quién podrá contar las hazañas de Dios,
pregonar toda su alabanza? R.

Dichosos los que respetan el derecho
y practican siempre la justicia.
Acuérdate de mí por amor a tu pueblo. R.

Visítame con tu salvación:
para que vea la dicha de tus escogidos,
y me alegre con la alegría de tu pueblo,
y me gloríe con tu heredad. R.

Aleluya Jn 14, 23

El que me ama guardará mi palabra
—dice el Señor—,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él.

EVANGELIO

La casa edificada sobre roca y la casa edificada sobre arena

Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 21-29

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«No todo el que me dice «Señor, Señor» entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo.

Aquel día muchos dirán:

«Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?».

Yo entonces les declararé:

«Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados».

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente».

Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como los escribas.

Palabra del Señor.

Viernes

PRIMERA LECTURA

Circuncidad a todos vuestros varones en señal de mi pacto. Sara te va a dar un hijo

Lectura del libro del Génesis 17, 1. 9-10. 15-22

Cuando Abrán tenía noventa y nueve años, se le apareció el señor y le dijo:

—«Yo soy el Dios Saday. Camina en mi presencia con lealtad».

Dios añadió a Abrahán:

—«Tú guarda mi pacto, que hago contigo y tus descendientes por generaciones.

Éste es el pacto que hago con vosotros y con tus descendientes y que habéis de guardar: circuncidad a todos vuestros varones».

Dios dijo a Abrahán:

—«Saray, tu mujer, ya no se llamará Saray, sino Sara.

La bendeciré, y te dará un hijo, y lo bendeciré; de ella nacerán pueblos y reyes de naciones».

Abrahán cayó rostro en tierra y se dijo sonriendo:

—«¿Un centenario va a tener un hijo, y Sara va a dar a luz a los noventa?».

Y Abrahán dijo a Dios:

—«Me contento con que te guardes vivo a Ismael».

Dios replicó:

—«No; es Sara quien te va a dar un hijo, a quien llamarás Isaac; con él estableceré mi pacto y con sus descendientes, un pacto perpetuo.

En cuanto a Ismael, escucho tu petición: lo bendeciré, lo haré fecundo, lo haré multiplicarse sin medida, engendrará doce príncipes, y haré de él un pueblo numeroso. Pero mi pacto lo establezco con Isaac, el hijo que te dará Sara el año que viene por estas fechas».

Cuando Dios terminó de hablar con Abrahán, se retiró.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 127, 1-2. 3. 4-5 (R.: 4)

R. Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R.

Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R.

Aleluya Mt 8, 17

Cristo tomó nuestras dolencias
y cargó con nuestras enfermedades.

EVANGELIO

Si quieres, puedes limpiarme

Lectura del santo evangelio según san Mateo 8, 1-4

En aquel tiempo, al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente.

En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo:

—«Señor, si quieres, puedes limpiarme».

Extendió la mano y lo tocó, diciendo:

—«Quiero, queda limpio».

Y en seguida quedó limpio de la lepra.

Jesús le dijo:

—«No se lo digas a nadie, pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés».

Palabra del Señor.

Sábado

PRIMERA LECTURA

¿Hay algo difícil para Dios? Cuando vuelva a visitarte, Sara habrá tenido un hijo

Lectura del libro del Génesis 18, 1-15

En aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, porque hacía calor. Alzó la vista y vio a tres hombres en pie frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda y se prosternó en tierra, diciendo:

—«Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua para que os lavéis los pies y descanséis junto al árbol. Mientras, traeré un pedazo de pan para que cobréis fuerzas antes de seguir, ya que habéis pasado junto a vuestro siervo».

Contestaron:

—«Bien, haz lo que dices».

Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo:

—«Aprisa, tres cuartillos de flor de harina, amásalos y haz una hogaza».

El corrió a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo guisase en seguida. Tomó también cuajada, leche, el ternero guisado y se lo sirvió. Mientras él estaba en pie bajo el árbol, ellos comieron.

Después le dijeron:

—«¿Dónde está Sara, tu mujer?».

Contestó:

—«Aquí, en la tienda».

Añadió uno:

—«Cuando vuelva a ti, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo».

Sara lo oyó, detrás de la entrada de la tienda.

Abrahán y Sara eran ancianos, de edad muy avanzada, y Sara ya no tenía sus períodos.

Sara se rió por lo bajo, pensando:

—«Cuando ya estoy seca, ¿voy a tener placer con un marido tan viejo?».

Pero el Señor dijo a Abrahán:

—«¿Por qué se ha reído Sara, diciendo: «Cómo que voy a tener un hijo, a mis años»?

¿Hay algo difícil para Dios? Cuando vuelva a visitarte por esta época, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo».

Pero Sara, que estaba asustada, lo negó:

—«No me he reído».

Él replicó:

—«No lo niegues, te has reído».

Palabra de Dios.

Interleccional: Lucas 1, 46-47. 48-49. 50 y 53. 54-55 (R.: cf.54b)

R. El Señor se acuerda de la misericordia.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador. R.

Porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es Santo. R.

Y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
A los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos. R.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. R.

Aleluya Mt 8, 17ç

Cristo tomó nuestras dolencias
y cargó con nuestras enfermedades.

EVANGELIO

Vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob

Lectura del santo evangelio según san Mateo 8, 5-17

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:

—«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».

Jesús le contestó:

—«Voy yo a curarlo».

Pero el centurión le replicó:

—«Señor, no soy quién para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: «Ve», y va; al otro: «Ven», y viene; a mi criado: «Haz esto», y lo hace».

Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:

—«Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; en cambio, a los ciudadanos del reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes».

Y al centurión le dijo:

—«Vuelve a casa, que se cumpla lo que has creído».

Y en aquel momento se puso bueno el criado.

Al llegar Jesús a casa de Pedro, encontró a la suegra en cama con fiebre; la cogió de la mano, y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirles.

Al anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra, expulsó los espíritus y curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías:

«Él tomó nuestras dolencias
y cargó con nuestras enfermedades».

Palabra del Señor.


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