Semana 27 de Tiempo Ordinario. Año Impar

Semana 27 Tiempo Ordinario Año Impar

Semana 27 de Tiempo Ordinario en el Año Impar, según el Leccionario IV, es un período litúrgico en el que la Iglesia Católica se sumerge en una profunda reflexión a través de la Palabra de Dios, siguiendo un ciclo de lecturas específicamente diseñado para estos años. Durante este tiempo, los días feriales se enriquecen con lecturas continuas que abarcan una variedad de libros bíblicos, proporcionando a los fieles una oportunidad única de profundizar en su comprensión de las Escrituras y de la enseñanza católica.

En el Año Impar, el Leccionario IV ofrece una selección de textos del Antiguo Testamento, Salmos, Epístolas y Evangelios que se han elegido cuidadosamente para iluminar diferentes aspectos de la fe y la vida cristiana. Estas lecturas están diseñadas no solo para educar sino también para inspirar y guiar a los fieles en su caminar diario con Dios. Por ejemplo, los Evangelios de Marcos y Mateo son a menudo destacados, proporcionando reflexiones sobre la vida y enseñanzas de Jesucristo que son centrales para la fe católica.

27ª Semana de Tiempo Ordinario. Años impares

Lunes

PRIMERA LECTURA

Se levantó Jonás para huir lejos del Señor

Comienzo de la profecía de Jonás 1, 1—2, 1. 11

Jonás, hijo de Amitai, recibió la palabra del Señor:

—«Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y proclama en ella: «Su maldad ha llegado hasta mí»».

Se levantó Jonás para huir a Tarsis, lejos del Señor; bajó a Jafa y encontró un barco que zarpaba para Tarsis; pagó el precio y embarcó para navegar con ellos a Tarsis, lejos del Señor.

Pero el Señor envió un viento impetuoso sobre el mar, y se alzó una gran tormenta en el mar, y la nave estaba a punto de naufragar.

Temieron los marineros, e invocaba cada cual a su dios. Arrojaron los pertrechos al mar, para aligerar la nave, mientras Jonás, que había bajado a lo hondo de la nave, dormía profundamente.

El capitán se le acercó y le dijo:

—«¿Por qué duermes? Levántate e invoca a tu Dios; quizá se compadezca ese Dios de nosotros, para que no perezcamos».

Y decían unos a otros:

—«Echemos suertes para ver por culpa de quién nos viene esta calamidad».

Echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás.

Le interrogaron:

—«Dinos, ¿por qué nos sobreviene esta calamidad? ¿Cuál es tu oficio? ¿De dónde vienes? ¿Cuál es tu país? ¿De qué pueblo eres?».

Él les contestó:

—«Soy un hebreo; adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra firme».

Temieron grandemente aquellos hombres y le dijeron:

—«¿Qué has hecho?».

Pues comprendieron que huía del Señor, por lo que él había declarado.

Entonces le preguntaron:

—«¿Qué haremos contigo para que se nos aplaque el mar?».

Porque el mar seguía embraveciéndose.

Él contestó:

—«Levantadme y arrojadme al mar, y el mar se os aplacará; pues sé que por mi culpa os sobrevino esta terrible tormenta».

Pero ellos remaban para alcanzar tierra firme, y no podían, porque el mar seguía embraveciéndose.

Entonces invocaron al Señor, diciendo:

—«¡Ah, Señor, que no perezcamos por culpa de este hombre, no nos hagas responsables de una sangre inocente! Tú eres el Señor que obras como quieres».

Levantaron, pues, a Jonás y lo arrojaron al mar; y el mar calmó su cólera.

Y temieron mucho al Señor aquellos hombres. Ofrecieron un sacrificio al Señor y le hicieron votos.

El Señor envió un gran pez a que se comiera a Jonás, y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches seguidas.

El Señor dio orden al pez, y vomitó a Jonás en tierra firme.

Palabra de Dios.

Interleccional: Jonás 2, 3. 4. 5. 8 (R.: 7c)

R. Sacaste mi vida de la fosa, Señor.

En mi aflicción clamé al Señor,
y me atendió;
desde el vientre del infierno pedí auxilio,
y escuchó mi clamor. R.

Me arrojaste a lo profundo en alta mar,
me rodeaban las olas,
tus corrientes y tu oleaje pasaban sobre mí. R.

Yo dije: «Me has arrojado de tu presencia;
quién pudiera ver de nuevo tu santo templo». R.

Cuando se me acababan las fuerzas
me acordé del Señor;
llegó hasta ti mi oración,
hasta tu santo templo. R.

Aleluya Jn 13, 14

Os doy un mandamiento nuevo
—dice el Señor—:
que os améis unos a otros,
como yo os he amado.

EVANGELIO

¿Quién es mi prójimo?

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 25-37

En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:

—«Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?».

Él le dijo:

—«¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?».

Él contestó:

—«Amarás al Señor, tu, Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo».

Él le dijo:

—«Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida».

Pero el maestro de la Ley queriendo justificarse, preguntó a Jesús:

—«¿Y quién es mi prójimo?».

Jesús le dijo:

—«Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.

Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó en una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo:

«Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta».

¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?».

Él contestó:

—«El que practicó la misericordia con él».

Díjole Jesús:

—«Anda, haz tu lo mismo».

Palabra del Señor.

Martes

PRIMERA LECTURA

Los ninivitas se convirtieron de su mala vida, y Dios se compadeció

Lectura de la profecía de Jonás 3, 1-10

De nuevo vino la palabra del Señor sobre Jonás:

—«Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo».

Se levantó Jonás y fue a Nínive, como mandó el Señor. Nínive era una gran ciudad, tres días hacían falta para recorrerla.

Comenzó Jonás a entrar por la ciudad y caminó durante un día, proclamando:

—«¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!».

Creyeron en Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños.

Llegó el mensaje al rey de Nínive; se levantó del trono, dejó el manto, se cubrió de saco, se sentó en el polvo y mandó al heraldo a proclamar en su nombre a Nínive:

—«Hombres y animales, vacas y ovejas, no prueben bocado, no pasten ni beban; vístanse de saco hombres y animales; invoquen fervientemente a Dios, que se convierta cada cual de su mala vida y de la violencia de sus manos; quizá se arrepienta, se compadezca Dios, quizá cese el incendio de su ira, y no pereceremos».

Y vio Dios sus obras, su conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 129, 1-2. 3-4. 7bc-8 (R.: 3)

R. Si llevas cuentas de los delitos,
Señor, ¿quién podrá resistir?

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R.

Si llevas cuentas de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto. R.

Porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos. R.

Aleluya Lc 11, 28

Dichosos los que escuchan la palabra de Dios
y la cumplen

EVANGELIO

Marta lo recibió en su casa. María ha escogido la mejor parte

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 38-42

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.

Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.

Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:

—«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano».

Pero el Señor le contestó:

—«Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán».

Palabra del Señor.

Miércoles

PRIMERA LECTURA

Tú te lamentas por el ricino, y yo,
¿no voy a sentir la suerte de Nínive, la gran ciudad?

Lectura de la profecía de Jonás 4, 1-11

Jonás sintió un disgusto enorme y estaba irritado. Oró al Señor en estos términos:

—«Señor, ¿no es esto lo que me temía yo en mi tierra? Por eso me adelanté a huir a Tarsis, porque sé que eres compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad, que te arrepientes de las amenazas. Ahora, Señor, quítame la vida; más vale morir que vivir».

Respondióle el Señor:

—«¿Y tienes tú derecho a irritarte?».

Jonás había salido de la ciudad, y estaba sentado al oriente. Allí se había hecho una choza y se sentaba a la sombra, esperando el destino de la ciudad.

Entonces hizo crecer el Señor un ricino, alzándose por encima de Jonás para darle sombra y resguardarle del ardor del sol. Jonás se alegró mucho de aquel ricino.

Pero el Señor envió un gusano, cuando el sol salía al día siguiente, el cual dañó al ricino, que se secó.

Y, cuando el sol apretaba, envió el Señor un viento solano bochornoso; el sol hería la cabeza de Jonás, haciéndole desfallecer.

Deseó Jonás morir, y dijo:

—«Más me vale morir que vivir».

Respondió el Señor a Jonás:

—«¿Crees que tienes derecho a irritarte por el ricino?».

Contestó él:

—«Con razón siento un disgusto mortal?».

Respondióle el Señor:

—«Tú te lamentas por el ricino, que no cultivaste con tu trabajo, y que brota una noche y perece la otra. Y yo, ¿no voy a sentir la suerte de Nínive, la gran ciudad, que habitan más de ciento veinte mil hombres, que no distinguen la derecha de la izquierda, y gran cantidad de ganado?».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 85, 3-4. 5-6. 9-10 (R.: 15b)

R. Tú, Señor, eres lento a la cólera,
rico en piedad.

Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti. R.

Porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende la voz de mi súplica. R.

Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios». R.

Aleluya Rm 8, 15bc

Habéis recibido un espíritu de hijos adoptivos,
que nos hace gritar: «¡Abba!, Padre».

EVANGELIO

Señor, enséñanos a orar

Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 1-4

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:

—«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».

Él les dijo:

—«Cuando oréis decid: «Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación»».

Palabra del Señor.

Jueves

PRIMERA LECTURA

Mirad que llega el día, ardiente como un horno

Lectura de la profecía de Malaquías 3, 13-20a

«Vuestros discursos son arrogantes contra mí —oráculo del Señor—.

Vosotros objetáis:

«¿Cómo es que hablamos arrogantemente?».

Porque decís:

«No vale la pena servir al Señor; ¿qué sacamos con guardar sus mandamientos?; ¿para qué andamos enlutados en presencia del Señor de los ejércitos? Al contrario: nos parecen dichosos los malvados; a los impíos les va bien; tientan a Dios, y quedan impunes».

Entonces los hombres religiosos hablaron entre sí:

«El Señor atendió y los escuchó».

Ante él se escribía un libro de memorias a favor de los hombres religiosos que honran su nombre.

Me pertenecen —dice el Señor de los ejércitos— como bien propio, el día que yo preparo.

Me compadeceré de ellos,
como un padre se compadece
del hijo que lo sirve.

Entonces veréis la diferencia
entre justos e impíos,

entre los que sirven a Dios
y los que no lo sirven.

Porque mirad que llega el día,
ardiente como un horno:

malvados y perversos serán la paja,
y los quemaré el día que ha de venir

—dice el Señor de los ejércitos—,
y no quedará de ellos ni rama ni raíz.

Pero a los que honran mi nombre
los iluminará un sol de justicia
que lleva la salud en las alas».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 1, 1-2a. 3. 4 y 6 (R.: Sal 39, 5a)

R. Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor.

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R.

Será como árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R.

No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R.

Aleluya Cf. Hch 16, 14b

Ábrenos el corazón, Señor,
para que aceptemos las palabras de tu Hijo.

EVANGELIO

Pedid y se os dará

Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 5-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle:

«Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle».

Y, desde dentro, el otro le responde:

«No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos».

Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.

Pues así os digo a vosotros:

Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre.

¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra?

¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?

Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?».

Palabra del Señor.

Viernes

PRIMERA LECTURA

El día del Señor, día de oscuridad y tinieblas

Lectura de la profecía de Joel 1, 13-15; 2 , 1-2

Vestíos de luto y haced duelo, sacerdotes;
llorad, ministros del altar;

venid a dormir en esteras,
ministros de Dios,

porque faltan en el templo del Señor
ofrenda y libación.

Proclamad el ayuno,
congregad la asamblea,

reunid a los ancianos,
a todos los habitantes de la tierra,

en el templo del Señor, nuestro Dios,
y clamad al Señor.

¡Ay de este día!
Que está cerca el día del Señor,
vendrá como azote del Dios de las montañas.

Tocad la trompeta en Sión,
gritad en mi monte santo,

tiemblen los habitantes del país,
que viene, ya está cerca, el día del Señor.

Día de oscuridad y tinieblas,
día de nube y nubarrón;

como negrura extendida sobre los montes,
una horda numerosa y espesa;

como ella no la hubo jamás,
después de ella no se repetirá,
por muchas generaciones.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 9, 2-3. 6 y 16. 8-9 (R.: 9a)

R. El Señor juzgará el orbe con justicia.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
proclamando todas tus maravillas;
me alegro y exulto contigo
y toco en honor de tu nombre, oh Altísimo. R.

Reprendiste a los pueblos, destruiste al impío
y borraste para siempre su apellido.
Los pueblos se han hundido en la fosa que hicieron,
su pie quedó prendido en la red que escondieron. R.

Dios está sentado por siempre
en el trono que ha colocado para juzgar.
Él juzgará el orbe con justicia
y regirá las naciones con rectitud. R.

Aleluya Jn 12, 31b. 32

Ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera
—dice el Señor—.
Y cuando yo sea elevado sobre la tierra
atraeré a todos hacia mí.

EVANGELIO

Si yo echo los demonios con el dedo de Dios,
entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros

Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 15-26

En aquel tiempo, habiendo echado Jesús un demonio, algunos de entre la multitud dijeron:

—«Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios».

Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. Él, leyendo sus pensamientos, les dijo:

—«Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo les demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.

Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín.

El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama.

Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por el desierto, buscando un sitio para descansar; pero, como no lo encuentra, dice:

«Volveré a la casa de donde salí».

Al volver, se la encuentra barrida y arreglada.

Entonces va a coger otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí.

Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio».

Palabra del Señor.

Sábado

PRIMERA LECTURA

Mano a la hoz, madura está la mies

Lectura de la profecía de Joel 4, 12-21

Así dice el Señor:

«Alerta, vengan las naciones al valle de Josafat:
allí me sentaré a juzgar a las naciones vecinas.

Mano a la hoz, madura está la mies;
venid y pisad, lleno está el lagar.

Rebosan las cubas,
porque abunda su maldad.

Turbas y turbas en el valle de la Decisión,
se acerca el día del Señor
en el valle de la Decisión.

El sol y la luna se oscurecen,
las estrellas retiran su resplandor.

El Señor ruge desde Sión,
desde Jerusalén alza la voz,
tiemblan cielo y tierra.

El Señor protege a su pueblo,
auxilia a los hijos de Israel.

Sabréis que yo soy el Señor, vuestro Dios,
que habita en Sión, mi monte santo.

Jerusalén será santa,
y no pasarán por ella extranjeros.

Aquel día, los montes manarán vino,
los collados se desharán en leche,

las acequias de Judá irán llenas de agua,
brotará un manantial del templo del Señor,
y engrosará el torrente de las Acacias.

Egipto será un desierto,
Edom se volverá árida estepa,

porque oprimieron a los judíos,
derramaron sangre inocente en su país.

Pero Judá estará habitada por siempre,
Jerusalén, de generación en generación.

Vengaré su sangre, no quedará impune,
y el Señor habitará en Sión».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 96, 1-2. 5-6. 11-12 (R.: 12a)

R. Alegraos, justos, con el Señor.

El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tinieblas y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono. R.

Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria. R.

Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre. R.

Aleluya Lc 11, 28

Dichosos los que escuchan la palabra de Dios
y la cumplen.

EVANGELIO

Dichoso el vientre que te llevó. Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios

Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 27-28

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las gentes, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo:

—«Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron».

Pero él repuso:

—«Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».

Palabra del Señor.



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