Santa Soledad Torres Acosta

LECCIONARIO V. 11 de octubre. Santa Soledad Torres Acosta, virgen

Lecturas Santa Soledad Torres Acosta, virgen.

11 de octubre Santa Soledad Torres Acosta

El 11 de octubre, la Iglesia Católica conmemora a Santa Soledad Torres Acosta, virgen. Santa Soledad fue una religiosa española del siglo XIX, conocida por su dedicación al cuidado de los enfermos y por su labor en la fundación de la congregación de las Siervas de María, Ministras de los Enfermos.

Nacida en Madrid en 1826, Soledad Torres Acosta experimentó desde temprana edad un profundo amor por los enfermos y los necesitados. Inspirada por su fe en Jesús y su llamado a servir a los más vulnerables, Soledad se entregó a la atención y el cuidado de los enfermos, especialmente de aquellos que eran abandonados y desatendidos.

Movida por la compasión y la caridad, Soledad fundó la congregación de las Siervas de María en 1851. Su misión era brindar atención y cuidado a los enfermos, especialmente a los que sufrían enfermedades incurables. Las Siervas de María se comprometieron a servir a los enfermos con amor y dedicación, siguiendo el ejemplo de Cristo, el Buen Samaritano.

Santa Soledad Torres Acosta nos enseña la importancia de la compasión y el servicio hacia los enfermos y los necesitados. Su vida y su obra son un testimonio del amor incondicional y la entrega total a los demás, especialmente a aquellos que sufren.

En la fiesta de Santa Soledad Torres Acosta, podemos reflexionar sobre su ejemplo y pedir su intercesión para que nos inspire a ser compasivos y serviciales en nuestras vidas. Podemos pedirle que nos ayude a reconocer y responder a las necesidades de los enfermos y los necesitados a nuestro alrededor, y a ser instrumentos del amor de Dios en el mundo.

Santa Soledad también nos desafía a ser agentes de cambio en la sociedad, abogando por la dignidad y los derechos de los enfermos y trabajando por la justicia en el ámbito de la salud. Su vida nos recuerda que cada uno de nosotros tiene el poder de marcar la diferencia en la vida de los demás a través del servicio y la compasión.

Que la vida y el ejemplo de Santa Soledad Torres Acosta nos inspiren a ser testigos del amor de Cristo en el cuidado y la atención a los enfermos. Que su intercesión nos fortalezca en nuestra vocación de servir a los necesitados y nos guíe en nuestro camino de fe.

Santa Soledad Torres Acosta, virgen, ruega por nosotros y ayúdanos a ser siervos y siervas de amor y compasión hacia los enfermos y los necesitados. Que podamos seguir tu ejemplo de entrega generosa y ser instrumentos de la misericordia de Dios en el mundo. Amén.


11 de octubre: Santa Soledad Torres Acosta, virgen

PRIMERA LECTURA

Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4, 7-16

Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.

En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él.

En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación para nuestros pecados.

Queridos hermanos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.

A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.

En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo.

Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.

Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él.

Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.

Palabra de Dios.

Aleluya y versículo antes del evangelio Jn 13, 34

Os doy un mandamiento nuevo
—dice el Señor—:
que os améis unos a otros,
como yo os he amado.

EVANGELIO

Cada vez que lo hicisteis con mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis

Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 31-46

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones.

Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.

Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.

Entonces dirá el rey a los de su derecha:

«Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.

Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme».

Entonces los justos le contestarán:

«Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?».

Y el rey les dirá:

«Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis».

Y entonces dirá a los de su izquierda:

«Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis».

Entonces también éstos contestarán:

«Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?»

Y él replicará:

«Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo».

Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna».

Palabra del Señor.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 31-40

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones.

Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.

Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.

Entonces dirá el rey a los de su derecha:

«Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.

Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme».

Entonces los justos le contestarán:

«Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?»

Y el rey les dirá:

«Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis»».

Palabra del Señor.


Lecturas del Leccionario V para el mes de octubre


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