San Dionisio

LECCIONARIO V. 9 de octubre. San Dionisio, obispo, y compañeros, mártires

Lecturas San Dionisio, obispo, y compañeros, mártires.

9 de octubre San Dionisio

El 9 de octubre, la Iglesia Católica conmemora a San Dionisio, obispo, y a sus compañeros mártires. San Dionisio fue un destacado obispo de París en el siglo III, conocido por su valentía en la defensa de la fe cristiana y su testimonio de martirio.

San Dionisio fue un líder espiritual y pastoral comprometido con su comunidad. Durante su episcopado, se enfrentó a la persecución de los cristianos por parte del emperador Decio. A pesar del peligro, San Dionisio no abandonó a su rebaño y permaneció firme en su fe, dispuesto a dar su vida por el evangelio.

Junto con San Dionisio, también se recuerda a sus compañeros mártires, quienes compartieron su valentía y fidelidad a Cristo hasta el final. Estos mártires son un testimonio del amor inquebrantable por Dios y la disposición de dar testimonio de su fe incluso en medio de la persecución y el sufrimiento.

La vida y el martirio de San Dionisio y sus compañeros nos desafían a reflexionar sobre nuestra propia fe y compromiso con Cristo. Nos invitan a considerar la importancia de mantenernos firmes en nuestras convicciones y vivir el evangelio con valentía, incluso cuando enfrentamos desafíos o adversidades.

Este día es una oportunidad para recordar a todos los mártires que han dado su vida por la fe a lo largo de la historia de la Iglesia. Su sacrificio es un recordatorio de la valiosa naturaleza de nuestra fe y el llamado a vivir con autenticidad y coraje en el seguimiento de Cristo.

En la fiesta de San Dionisio y sus compañeros mártires, podemos pedir su intercesión para fortalecer nuestra fe y valor. Podemos pedirles que nos ayuden a mantenernos fieles a la verdad del evangelio en medio de cualquier desafío que enfrentemos. Que su ejemplo de valentía y entrega total a Dios nos inspire a vivir con pasión y compromiso en nuestra vida cristiana.

San Dionisio, obispo, y compañeros mártires, rueguen por nosotros y guíennos en nuestro camino de fe. Inspírennos a vivir con valentía y fidelidad a Cristo, incluso en medio de las pruebas y dificultades. Que su testimonio nos anime a ser verdaderos discípulos de Jesús y a dar testimonio de su amor en el mundo. Amén.


9 de octubre: San Dionisio, obispo, y compañeros, mártires

PRIMERA LECTURA

Somos los moribundos que están bien vivos

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 6, 4-10

Hermanos:

Continuamente damos prueba de que somos ministros de Dios con lo mucho que pasamos: luchas, infortunios, apuros, golpes, cárceles, motines, fatigas, noches sin dormir y días sin comer; procedemos con limpieza, saber, paciencia y amabilidad, con dones del Espíritu y amor sincero, llevando la palabra de la verdad y la fuerza de Dios.

Con la derecha y con la izquierda empuñamos las armas de la justicia, a través de honra y afrenta, de mala y buena fama. Somos los impostores que dicen la verdad, los desconocidos conocidos de sobra, los moribundos que están bien vivos, los penados nunca ajusticiados, los afligidos siempre alegres, los pobretones que enriquecen a muchos, los necesitados que todo lo poseen.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6 (R.: 5)

R. Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

R. Aleluya.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R.

Hasta los gentiles decían:
El Señor ha estado grande con ellos.
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R.

Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R.

Aleluya y versículo antes del evangelio Jn 8, 12b

Yo soy la luz del mundo
—dice el Señor—;
el que me sigue tendrá la luz de la vida.

EVANGELIO

Vosotros sois la luz del mundo

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 13-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?

No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.

Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.

Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.

Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo».

Palabra del Señor.


Lecturas del Leccionario V para el mes de octubre


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