San Ignacio de Antioquía

LECCIONARIO V. 17 de octubre. San Ignacio de Antioquía, obispo y mártir

Lecturas San Ignacio de Antioquía, obispo y mártir.

17 de octubre San Ignacio de Antioquía

El 17 de octubre, la Iglesia Católica conmemora la memoria de San Ignacio de Antioquía, obispo y mártir. San Ignacio fue uno de los primeros líderes cristianos y un valiente testigo de la fe en tiempos de persecución.

San Ignacio nació en el primer siglo en Siria y se convirtió en el tercer obispo de Antioquía, una importante comunidad cristiana. Durante su episcopado, enfrentó la hostilidad y las persecuciones contra los cristianos por parte del Imperio Romano.

En el año 107, San Ignacio fue arrestado y condenado a muerte por su fe en Cristo. Durante su viaje hacia Roma, donde sería ejecutado, escribió cartas a diversas comunidades cristianas, exhortándolas a permanecer firmes en su fe y a mantener la unidad en Cristo.

Las cartas de San Ignacio son valiosos testimonios de la fe y la vida de la Iglesia primitiva. En ellas, enfatiza la importancia de la obediencia al obispo y la unidad en la fe, advirtiendo contra las divisiones y las herejías. Destaca la centralidad de la Eucaristía como fuente de comunión y vida espiritual.

San Ignacio de Antioquía deseaba ardientemente encontrarse con Cristo en el martirio. Consideraba su muerte como un sacrificio y una ofrenda a Dios. En una de sus cartas, escribió: «Dejadme ser alimento de las fieras, por las cuales se me puede alcanzar a Dios». Su valiente testimonio y su disposición a dar la vida por su fe son un ejemplo inspirador para todos los cristianos.

San Ignacio de Antioquía fue devorado por leones en el Coliseo de Roma en el año 108. Su martirio dejó una profunda impresión en la Iglesia primitiva y su legado ha perdurado hasta nuestros días. Es venerado como santo y mártir, y su testimonio nos desafía a vivir nuestra fe con valentía y fidelidad, incluso en medio de las pruebas y persecuciones.

En la memoria de San Ignacio de Antioquía, podemos recordar su ejemplo de fidelidad y coraje en la defensa de la fe. Podemos pedir su intercesión para que podamos perseverar en nuestra fe en medio de los desafíos y dificultades, y para que nuestra vida sea un testimonio valiente del amor y la verdad de Cristo.

San Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, ruega por nosotros y ayúdanos a ser testigos intrépidos de la fe. Inspíranos a vivir con valentía y fidelidad a Cristo, incluso cuando enfrentemos adversidades. Que tu ejemplo nos guíe en nuestro camino de discipulado y nos fortalezca en nuestra entrega total a Dios. Amén.


17 de octubre: San Ignacio de Antioquía, obispo y mártir

PRIMERA LECTURA

Nosotros somos ciudadanos del cielo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 3, 17—4, 1

Seguid mi ejemplo, hermanos, y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros.

Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas. Sólo aspiran a cosas terrenas.

Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo.

Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo.

Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: 5b)

R. El Señor me libró de todas mis ansias.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R.

El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R.

Aleluya St 1, 12

Dichoso el hombre que soporta la prueba,
porque, una vez aquilatado,
recibirá la corona de la vida.

EVANGELIO

Si el grano de trigo muere, da mucho fruto

Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 24-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará».

Palabra del Señor.


Lecturas del Leccionario V para el mes de octubre


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