San Francisco de Borja

LECCIONARIO V. 3 de octubre. San Francisco de Borja, presbítero

Lecturas San Francisco de Borja, presbítero.

3 de octubre San Francisco de Borja

El 3 de octubre, la Iglesia Católica celebra la memoria de San Francisco de Borja, presbítero. San Francisco de Borja fue un destacado miembro de la nobleza española en el siglo XVI, que dejó su vida de poder y privilegios para seguir a Cristo y entregarse al servicio de la Iglesia.

Nacido en 1510 en una familia noble y poderosa, Francisco de Borja ocupó importantes cargos en la corte de España y fue el tercer duque de Gandía. Sin embargo, su encuentro con la muerte de su esposa, la emperatriz Isabel de Portugal, y la influencia del santo jesuita Pedro Fabro, marcaron un punto de inflexión en su vida.

Después de la muerte de su esposa, Francisco de Borja se retiró de la vida cortesana y decidió ingresar a la Compañía de Jesús, una orden religiosa recién fundada por San Ignacio de Loyola. San Francisco de Borja fue uno de los primeros miembros de la Compañía y se convirtió en un fiel seguidor de San Ignacio y un gran promotor de los Ejercicios Espirituales.

Como jesuita, San Francisco de Borja fue conocido por su profunda vida de oración y penitencia. Sirvió a la Iglesia en diversos cargos, incluyendo el de general de la Compañía de Jesús. Durante su tiempo como general, promovió la reforma interna de la orden y se preocupó por el bienestar espiritual de sus miembros.

La lección principal que podemos aprender de San Francisco de Borja es su desprendimiento y su entrega total a Dios. A pesar de su posición privilegiada y su riqueza, renunció a todo para seguir a Cristo y servir a la Iglesia. Su vida nos recuerda la importancia de poner a Dios en primer lugar y estar dispuestos a renunciar a todo lo que nos separa de Él.

San Francisco de Borja es un ejemplo de humildad y servicio. A través de su vida de oración y penitencia, nos enseña la importancia de cultivar una relación profunda con Dios y de buscar su voluntad en todo momento. Su ejemplo nos anima a vivir una vida de entrega generosa y servicio desinteresado hacia los demás.

En este día, podemos recordar a San Francisco de Borja y pedirle que nos ayude a seguir su ejemplo de desprendimiento y servicio. Podemos pedirle que nos dé la gracia de renunciar a nuestras propias ambiciones y deseos para buscar la voluntad de Dios en nuestras vidas. Que su intercesión nos fortalezca en nuestra fe y nos impulse a vivir con generosidad y entrega hacia Dios y nuestros semejantes.

San Francisco de Borja, presbítero, ruega por nosotros y ayúdanos a seguir tu ejemplo de vida entregada a Dios. Amén.


3 de octubre: San Francisco de Borja, presbítero

PRIMERA LECTURA

Lo que para mí era ganancia lo consideré pérdida comparado con Cristo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 3, 7-14

Hermanos:

Todo lo que para mí era ganancia lo consideré pérdida comparado con Cristo; más aún, todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.

Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir en él, no con una justicia mía, la de la Ley, sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe.

Para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, para llegar un día a la resurrección de entre los muertos.

No es que ya haya conseguido el premio, o que ya esté en la meta: yo sigo corriendo a ver si lo obtengo, pues Cristo Jesús lo obtuvo para mí.

Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, para ganar el premio, al que Dios desde arriba llama en Cristo Jesús.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 39, 2 y 4ab. 7. 8-9. 10 (R.: 8a y 9a)

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio. R.

Entonces yo digo: «Aquí estoy
—como está escrito en mi libro—
para hacer tu voluntad».
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios;
Señor, tú lo sabes. R.

Aleluya Mt 23, 9b. 10b

Uno solo es vuestro Padre, el del cielo,
y uno solo es vuestro consejero, Cristo.

EVANGELIO

El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no

Lectura del santo evangelio según san Lucas 18, 9-14

En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola:

—«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:

«¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo».

El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo:

«¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador».

Os digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Palabra del Señor.


Lecturas del Leccionario V para el mes de octubre


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