Misa de la preciosísima Sangre de nuestro Señor Jesucristo

LECCIONARIO VI. MISAS VOTIVAS. MISA DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

Lecturas Misa de la preciosísima Sangre de nuestro Señor Jesucristo.

LECCIONARIO VI. MISAS VOTIVAS. MISA DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

El «Leccionario VI. Misas Votivas. Misa de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo» es una celebración litúrgica que pone de relieve la importancia y el poder redentor de la sangre de Cristo. Esta misa votiva se centra en el sacrificio de Jesús en la cruz, donde derramó su sangre para la salvación de la humanidad. La devoción a la Preciosísima Sangre de Cristo ha sido una parte integral de la espiritualidad cristiana, destacando la creencia en el poder purificador y salvador de la sangre derramada por Jesús.

Las lecturas seleccionadas para esta misa están diseñadas para resaltar diferentes aspectos teológicos y espirituales de la sangre de Cristo. La primera lectura, tomada del libro del Éxodo (Ex 24, 3-8), narra el momento en que Moisés rocía la sangre del sacrificio sobre el pueblo, sellando así la alianza entre Dios y los israelitas. Este acto prefigura el nuevo pacto sellado con la sangre de Cristo, que es la base de la redención y la reconciliación entre Dios y la humanidad.

En conjunto, estas lecturas invitan a los fieles a contemplar el misterio de la sangre de Cristo, reconociendo su poder redentor y su importancia central en la fe cristiana. La Misa de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo no solo celebra este aspecto fundamental de la redención, sino que también llama a los creyentes a vivir en gratitud y fidelidad, conscientes del inmenso sacrificio que Jesús hizo por la salvación de todos. Esta celebración litúrgica es una oportunidad para renovar la fe en el poder salvador de la sangre de Cristo y para profundizar en el compromiso de vivir según los valores del Evangelio.


MISA AL COMIENZO DEL AÑO CIVIL

PRIMERAS LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO. Fuera del tiempo pascual

1

Cuando vea la sangre en el dintel y las jambas, el Señor pasará de largo

Lectura del libro del Éxodo 12, 21-27

En aquellos días, Moisés llamó a todos los ancianos de Israel y les dijo:

—«Escogeos una res por familia y degollad la víctima de Pascua.

Tomad un manojo de hisopo, mojadlo en la sangre del plato y untad de sangre el dintel y las dos jambas; y ninguno de vosotros salga por la puerta de casa hasta la mañana siguiente.

El Señor va a pasar hiriendo a Egipto, y, cuando vea la sangre en el dintel y las jambas, el Señor pasará de largo y no permitirá al exterminador entrar en vuestras casas para herir.

Cumplid la palabra del Señor: es ley perpetua para vosotros y vuestros hijos.

Y, cuando entréis en la tierra que el Señor os va a dar, según lo prometido, observaréis este rito.

Y, cuando os pregunten vuestros hijos qué significa este rito, les responderéis: «Es el sacrificio de la Pascua del Señor. Él pasó en Egipto, junto a las casas de los israelitas, hiriendo a los egipcios y protegiendo nuestras casas»».

El pueblo se inclinó y se prosternó.

Palabra de Dios.

2

Ésta es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros

Lectura del libro del Éxodo 24, 3-8

En aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que había dicho el Señor y todos sus mandatos; y el pueblo contestó a una:

—«Haremos todo lo que dice el Señor».

Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel. Y mandó a algunos jóvenes israelitas ofrecer al Señor holocaustos, y vacas como sacrificio de comunión. Tomó la mitad de la sangre, y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. Después, tomó el documento de la alianza y se lo leyó en alta voz al pueblo, el cual respondió:

—«Haremos todo lo que manda el Señor y lo obedeceremos».

Tomó Moisés la sangre y roció al pueblo, diciendo:

—«Ésta es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros, sobre todos estos mandatos».

Palabra de Dios.

PRIMERAS LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO. Tiempo pascual

1

Aquel que nos ama, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre

Lectura del libro del Apocalipsis 1, 5-8

Gracia y paz a vosotros de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el príncipe de los reyes de la tierra.

Aquel que nos ama, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios, su Padre. A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

Mirad: Él viene en las nubes. Todo ojo lo verá; también los que lo atravesaron. Todos los pueblos de la tierra se lamentarán por su causa.

Sí. Amén.

Dice el Señor Dios:

«Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso».

Palabra de Dios.

2

Han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero

Lectura del libro del Apocalipsis 7, 9-14

Yo, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban con voz potente:

—«¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!».

Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y rindieron homenaje a Dios, diciendo:

—«Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén».

Y uno de los ancianos me dijo:

—«Esos que están vestidos con vestiduras blancas ¿quiénes son y de dónde han venido?».

Yo le respondí:

—«Señor mío, tú lo sabrás».

El me respondió:

—«Estos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero».

Palabra de Dios.

SALMOS RESPONSORIALES

1

Salmo responsorial: Salmo 39, 2 y 4ab. 7-8a. 8b-9. 10 (R.: 8a y 9a)

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy». R.

Como está escrito en mi libro:
«Para hacer tu voluntad».
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R.

2

Salmo responsorial: Salmo 115, 12-13. 15 y 16bc. 17-18 (R.: cf. 1 Co 10, 16)

R. El cáliz de la bendición
es comunión con la sangre de Cristo.

O bien:

R. Aleluya.

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava;
rompiste mis cadenas. R.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R.

SEGUNDAS LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO

1

Por su propia sangre ha entrado en el santuario una vez para siempre

Lectura de la carta a los Hebreos 9, 11-15

Hermanos:

Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su tabernáculo es más grande y más perfecto: no hecho por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado.

No usa sangre de machos cabríos ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna.

Si la sangre de machos cabríos y de toros y el rociar con las cenizas de una becerra tienen el poder de consagrar a los profanos, devolviéndoles la pureza externa, cuanto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo.

Por esa razón, es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna.

Palabra de Dios.

2

Os habéis acercado a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel

Lectura de la carta a los Hebreos 12, 18-19. 22-24

Hermanos:

Vosotros no os habéis acercado a un monte tangible, a un fuego encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni habéis oído aquella voz que el pueblo, al oírla, pidió que no les siguiera hablando.

Vosotros os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a millares de ángeles en fiesta, a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel.

Palabra de Dios.

3

Os rescataron a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 17-21

Queridos hermanos:

Si llamáis Padre al que juzga a cada uno, según sus obras, sin parcialidad, tomad en serio vuestro proceder en esta vida.

Ya sabéis con qué os rescataron de ese proceder inútil recibido de vuestros padres: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la creación del mundo y manifestado al final de los tiempos por nuestro bien.

Por Cristo vosotros creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza.

Palabra de Dios.

4

Tres son los testigos: el Espíritu, el agua y la sangre

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 5, 4-8

Queridos hermanos:

Todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe.

¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre; y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los testigos: el Espíritu, el agua y la sangre, y los tres están de acuerdo.

Palabra de Dios.

ALELUYA Y VERSÍCULOS ANTES DEL EVANGELIO

1

Aleluya Cf. Ap 1, 5ab

Jesucristo, tú eres el testigo fiel,
el primogénito de entre los muertos;
tú nos amaste
y nos has librado de nuestros pecados por tu sangre.

2

Aleluya Ap 5, 9

Eres digno, Señor, de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre nos compraste para Dios.

EVANGELIOS

1

Esto es mi cuerpo. Ésta es mi sangre

Lectura del santo evangelio según san Marcos 14, 12-16. 22-26

El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:

—«¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?».

Él envió a dos discípulos, diciéndoles:

—«Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: «El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?».

Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena».

Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.

Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo:

—«Tomad, esto es mi cuerpo».

Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron.

Y les dijo:

—«Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios».

Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos.

Palabra del Señor.

2

Lo vistieron de púrpura y le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado

Lectura del santo evangelio según san Marcos 15, 16-20

En aquel tiempo, los soldados se llevaron a Jesús al interior del palacio —al pretorio— y reunieron a toda la compañía.

Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:

—«¡Salve, rey de los judíos!».

Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él.

Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa.

Y lo sacaron para crucificarlo.

Palabra del Señor.

3

Le bajaba hasta el suelo un sudor como de gotas de sangre

Lectura del santo evangelio según san Lucas 22, 39-44

En aquel tiempo, salió Jesús, como de costumbre, al monte de los Olivos, y lo siguieron los discípulos.

Al llegar al sitio, les dijo:

—«Orad, para no caer en la tentación».

Él se arrancó de ellos, alejándose como a un tiro de piedra y, arrodillado, oraba, diciendo:

—«Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya».

Y se le apareció un ángel del cielo, que lo animaba.

En medio de su angustia, oraba con más insistencia.

Y le bajaba hasta el suelo un sudor como de gotas de sangre.

Palabra del Señor.

4

Le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua

Lectura del santo evangelio según san Juan 19, 31-37

En aquel tiempo, los judíos, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.

El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron».

Palabra del Señor.


MISAS VOTIVAS


error: Content is protected !!