LECCIONARIO VI. MISAS VOTIVAS. MISA DE SAN JOSÉ
Lecturas Misa de San José.
La «Misa de San José» es una celebración litúrgica que honra a San José, el esposo de la Virgen María y el padre adoptivo de Jesús. San José es una figura central en la historia de la salvación, conocido por su humildad, su obediencia a la voluntad de Dios y su papel protector dentro de la Sagrada Familia. Esta misa votiva se celebra para reconocer y venerar las virtudes de San José, así como para pedir su intercesión y protección sobre la Iglesia y las familias cristianas.
Las lecturas seleccionadas para esta misa están diseñadas para resaltar diferentes aspectos de la vida y el papel de San José. La primera lectura, tomada del segundo libro de Samuel (2 Sam 7, 4-5a. 12-14a. 16), narra la promesa de Dios a David de que su descendencia y su reino serán establecidos para siempre. Este pasaje, aunque se refiere directamente a David, es interpretado en la tradición cristiana como una prefiguración del papel de San José en la genealogía de Jesús, el Mesías prometido, subrayando la continuidad del plan de salvación a través de la línea davídica.
El salmo responsorial (Sal 88, 2-3. 4-5. 27 y 29) es un canto de alabanza que celebra la fidelidad y la misericordia de Dios. El salmista proclama la alianza eterna de Dios con David y su descendencia, lo que refuerza la idea de que San José, como descendiente de David, juega un papel crucial en el cumplimiento de las promesas divinas. Este salmo invita a los fieles a confiar en la fidelidad de Dios y a reconocer su acción en la historia de la salvación.
La segunda lectura, extraída de la carta de San Pablo a los Romanos (Rom 4, 13. 16-18. 22), destaca la fe de Abraham, quien creyó en la promesa de Dios a pesar de las circunstancias adversas. San Pablo explica que la promesa se basa en la fe y no en la ley, y que Abraham es el padre de todos los creyentes. Este pasaje subraya la importancia de la fe y la confianza en Dios, virtudes que también caracterizan a San José, quien aceptó con fe y obediencia su papel en el plan divino.
El evangelio según San Mateo (Mt 1, 16. 18-21. 24a) narra la anunciación a San José, donde un ángel del Señor le revela en sueños que el hijo que María espera es concebido por el Espíritu Santo y que él debe recibir a María como su esposa y dar al niño el nombre de Jesús. Este evangelio destaca la obediencia y la justicia de San José, quien, a pesar de sus dudas iniciales, confía en la palabra de Dios y actúa conforme a su voluntad, protegiendo y cuidando a la Sagrada Familia.
En conjunto, estas lecturas invitan a los fieles a contemplar el ejemplo de San José, reconociendo su papel crucial en la historia de la salvación y su modelo de fe, obediencia y humildad. La Misa de San José no solo celebra a este santo protector, sino que también llama a los creyentes a imitar sus virtudes y a confiar en su intercesión. Esta celebración litúrgica es una oportunidad para renovar la devoción a San José y para pedir su ayuda en la vida diaria, especialmente en el ámbito familiar y laboral, siguiendo su ejemplo de servicio y fidelidad a Dios.
SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA
PRIMERA LECTURA
El Señor Dios le dará el trono de David, su padre
Lectura del segundo libro de Samuel 7, 4-5a. 12-14a. 16
En aquellos días, recibió Natán la siguiente palabra del Señor:
—«Ve y dile a mi siervo David: «Esto dice el Señor: Cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. Él construirá una casa para mi nombre, y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo.
Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre»».
Palabra de Dios.
Salmo responsorial: Salmo 88, 2-3. 4-5. 27 y 29 (R.:37)
R. Su linaje será perpetuo.
Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad». R.
Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
«Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades». R.
El me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora».
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable. R.
SEGUNDA LECTURA
Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 4, 13. 16-18. 22
Hermanos:
No fue la observancia de la Ley, sino la justificación obtenida por la fe, la que obtuvo para Abrahán y su descendencia la promesa de heredar el mundo.
Por eso, como todo depende de la fe, todo es gracia; así, la promesa está asegurada para toda la descendencia, no solamente para la descendencia legal, sino también para la que nace de la fe de Abrahán, que es padre de todos nosotros. Así, dice la Escritura: «Te hago padre de muchos pueblos».
Al encontrarse con el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia lo que no existe, Abrahán creyó.
Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza, que llegaría a ser padre de muchas naciones, según lo que se le había dicho: «Así será tu descendencia».
Por lo cual le valió la justificación.
Palabra de Dios.
Aleluya y versículo antes del evangelio Sal 83, 5
Dichosos los que viven en tu casa, Señor,
alabándote siempre.
EVANGELIO
José hizo lo que le había mandado el ángel del Señor
Lectura del santo evangelio según san Mateo 1, 16. 18-21. 24a
Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
—«José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.
Palabra del Señor.
O bien:
Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados
Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 41-51a
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
—«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados».
Él les contestó:
—«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?».
Pero ellos no comprendieron lo que quería decir.
Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.
Palabra del Señor.
San José, obrero
PRIMERA LECTURA
Llenad la tierra y sometedla
Lectura del libro del Génesis 1, 26—2, 3
Dijo Dios:
—«Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, los reptiles de la tierra».
Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó.
Y los bendijo Dios y les dijo:
—«Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo, los vivientes que se mueven sobre la tierra».
Y dijo Dios:
—«Mirad, os entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la faz de la tierra; y todos los árboles frutales que engendran semilla os servirán de alimento; y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a todo ser que respira, la hierba verde les servirá de alimento».
Y así fue.
Y vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto.
Y quedaron concluidos el cielo, la tierra y sus ejércitos.
Y concluyó Dios para el día séptimo todo el trabajo que había hecho; y descansó el día séptimo de todo el trabajo que había hecho.
Y bendijo Dios el día séptimo y lo consagró, porque en él descansó de todo el trabajo que Dios había hecho cuando creó.
Palabra de Dios.
O bien:
Lo que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para servir al Señor y no a los hombres
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 14-15. 17. 23-24
Hermanos:
Por encima de todo, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada.
Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y sed agradecidos.
Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Lo que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para servir al Señor y no a los hombres: sabiendo que recibiréis del Señor en recompensa la herencia. Servid a Cristo Señor.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial: Salmo 89, 2. 3-4. 12-13. 14 y 16 (R.: cf. 17)
R. Haz prósperas, Señor, las obras de nuestras manos.
O bien:
Aleluya.
Antes que naciesen los montes
o fuera engendrado el orbe de la tierra,
desde siempre y por siempre tú eres Dios. R.
Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán».
Mil años en tu presencia
son un ayer, que pasó;
una vela nocturna. R.
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos. R.
Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Que tus siervos vean tu acción,
y sus hijos tu gloria. R.
Aleluya Sal 67, 20
Bendito el Señor cada día,
Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación.
EVANGELIO
¿No es el hijo del carpintero?
Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 54-58
En aquel tiempo, fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la sinagoga. La gente decía admirada:
—«¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?».
Y aquello les resultaba escandaloso. Jesús les dijo:
—«Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta».
Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe.
Palabra del Señor.
MISAS VOTIVAS