Misa del Santísimo Nombre de Jesús

LECCIONARIO VI. MISAS VOTIVAS. MISA DEL SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS

Lecturas Misa del Santísimo Nombre de Jesús.

LECCIONARIO VI. MISAS VOTIVAS. MISA DEL SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS

El «Leccionario VI. Misas Votivas. Misa del Santísimo Nombre de Jesús» es una celebración litúrgica que honra y exalta el nombre de Jesús, un nombre que, según la tradición cristiana, posee un poder y una significación profunda. Esta misa votiva se celebra para fomentar la devoción y la reverencia hacia el nombre de Jesús, recordando su importancia en la vida de los creyentes y en la historia de la salvación.

El nombre de Jesús, que significa «Dios salva», fue dado por el ángel Gabriel tanto a María en la Anunciación como a José en un sueño, subrayando su misión redentora desde el mismo momento de su concepción (Mt 1, 20-21; Lc 1, 31). Este nombre no solo identifica a la persona de Jesús, sino que también encapsula su misión de traer la salvación a la humanidad. La devoción al Santísimo Nombre de Jesús ha sido promovida a lo largo de los siglos por figuras como San Bernardo de Claraval, San Bernardino de Siena y San Juan Capistrano, quienes destacaron la importancia de invocar este nombre con fe y devoción.

En conjunto, estas lecturas invitan a los fieles a contemplar y venerar el nombre de Jesús, reconociendo su poder salvador y su importancia central en la fe cristiana. La Misa del Santísimo Nombre de Jesús no solo celebra este nombre sagrado, sino que también llama a los creyentes a invocarlo con fe y devoción, confiando en su poder para traer salvación, sanación y fortaleza en sus vidas diarias.


MISA DEL SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS

PRIMERAS LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO. Fuera del tiempo pascual

1

Soy el que soy. «Yo soy» me envía a vosotros

Lectura del libro del Éxodo 3, 11-15

En aquellos días, Moisés, después de oír la voz del Señor desde la zarza ardiendo, le replicó:

—«¿Quién soy yo para acudir al Faraón o para sacar a los israelitas de Egipto?».

Respondió Dios:

—«Yo estoy contigo; y ésta es la señal de que yo te envío: cuando saques al pueblo de Egipto, daréis culto a Dios en esta montaña».

Moisés replicó a Dios:

—«Mira, yo iré a los israelitas y les diré: «El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros». Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?».

Dios dijo a Moisés:

—«»Soy el que soy»; esto dirás a los israelitas: «‘Yo-soy’ me envía a vosotros»».

Dios añadió:

—«Esto dirás a los israelitas: «Yahvé (Él-es), Dios de vuestros padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Este es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación»».

Palabra de Dios.

2

Alabaré siempre tu nombre

Lectura del libro de Sirácida 51, 8-12

Recordé la compasión del Señor
y su misericordia eterna,

que libra a los que se acogen a él
y los rescata de todo mal.

Desde la tierra levanté la voz
y grité desde las puertas del abismo,

invoqué al Señor: «Tú eres mi padre,
tú eres mi fuerte salvador,

no me abandones en el peligro,
a la hora del espanto y turbación;

alabaré siempre tu nombre
y te llamaré en mi súplica».

El Señor escuchó mi voz
y prestó oído a mi súplica,

me salvó de todo mal,
me puso a salvo del peligro.

Por eso doy gracias, y alabo y bendigo,
el nombre del Señor.

Palabra de Dios.

PRIMERAS LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO. Tiempo pascual

1

En nombre de Jesucristo, echa a andar

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 3, 1-10

En aquellos días, subían al templo Pedro y Juan, a la oración de media tarde, cuando vieron traer a cuestas a un lisiado de nacimiento. Solían colocarlo todos los días en la puerta del templo llamada «Hermosa», para que pidiera limosna a los que entraban. Al ver entrar en el templo a Pedro y a Juan, les pidió limosna. Pedro, con Juan a su lado, se le quedó mirando y le dijo:

—«Míranos».

Clavó los ojos en ellos, esperando que le dieran algo. Pedro le dijo:

—«No tengo plata ni oro, te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, echa a andar».

Agarrándolo de la mano derecha lo incorporó. Al instante se le fortalecieron los pies y los tobillos, se puso en pie de un salto, echó a andar y entró con ellos en el templo por su pie, dando brincos y alabando a Dios. La gente lo vio andar alabando a Dios; al caer en la cuenta de que era el mismo que pedía limosna sentado en la puerta Hermosa, quedaron estupefactos ante lo sucedido.

Palabra de Dios.

2

No se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 4, 8-12

—«Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; pues, quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre, se presenta éste sano ante vosotros.

Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos».

Palabra de Dios.

3

Los apóstoles salieron contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 5, 27b-32. 40b-42

En aquellos días, el sumo sacerdote interrogó a los apóstoles y les dijo:

—«¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre».

Pedro y los apóstoles replicaron:

—«Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen».

Prohibieron a los apóstoles hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Los apóstoles salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús.

Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, anunciando el Evangelio de Jesucristo.

Palabra de Dios.

SALMOS RESPONSORIALES

1

Interleccional: Isaías 12, 2-3. 4bcd. 5-6 (R.: 4b)

R. Dad gracias al Señor,
invocad su nombre.

El Señor es mi Dios y Salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R.

Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R.

Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel». R.

2

Salmo responsorial: Salmo 112, 1-2. 3-4. 5-6 (R.: 2)

R. Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre.

O bien:

R. Aleluya.

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R.

De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre el cielo. R.

¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra? R.

SEGUNDAS LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO

1

A todos los que invocan el nombre de Jesucristo

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 1-3

Yo, Pablo, llamado a ser apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, y Sóstenes, nuestro hermano, escribimos a la Iglesia de Dios en Corinto, a los consagrados por Cristo Jesús, a los santos que él llamó y a todos los demás que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor de ellos y nuestro.

La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros.

Palabra de Dios.

2

Le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 6-11

Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;

al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;

de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,

y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor,
para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios.

3

Realizadlo todo en nombre del Señor Jesús

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 12-17

Hermanos:

Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión.

Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.

Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada.

Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo.

Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente.

Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.

Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Palabra de Dios.

ALELUYA Y VERSÍCULOS ANTES DEL EVANGELIO

1

Aleluya Sal 95, 2

Cantad al Señor, bendecid su nombre,
proclamad día tras día su victoria.

2

Aleluya Dn 3, 52b

Bendito tu nombre, santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.

EVANGELIOS

1

Le pondrás por nombre Jesús

Lectura del santo evangelio según san Mateo 1, 18-25

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:

María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.

José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:

—«José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta:

«Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo
y le pondrá por nombre Emmanuel,
que significa «Dios-con-nosotros»».

Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

Y sin que él hubiera tenido relación con ella, dio a luz un hijo; y él le puso por nombre Jesús.

Palabra del Señor.

2

Le pusieron por nombre Jesús

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 16-21

En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño.

Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores.

Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.

Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

Palabra del Señor.

3

Si pedís algo en mi nombre, lo haré

Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 6-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a Tomás:

—«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».

Felipe le dice:

—«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».

Jesús le replica:

—«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: «Muéstranos al Padre?». ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».

Palabra del Señor.


MISAS VOTIVAS


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