LECCIONARIO VI. MISAS VOTIVAS. MISA DE SANTA MARÍA VIRGEN, MADRE DE LA IGLESIA
Lecturas Misa de Santa María Virgen, Madre de la Iglesia.
La «Misa de Santa María Virgen, Madre de la Iglesia» es una celebración litúrgica que honra a la Virgen María en su papel especial como Madre de la Iglesia. Esta misa votiva subraya la relación maternal de María no solo con Jesús, sino también con todos los miembros de la Iglesia, destacando su papel como intercesora y modelo de fe para todos los cristianos. La devoción a María como Madre de la Iglesia fue formalmente proclamada por el Papa Pablo VI durante el Concilio Vaticano II y ha sido una fuente de consuelo y guía espiritual para los fieles.
Las lecturas seleccionadas para esta misa están diseñadas para resaltar diferentes aspectos del papel de María en la historia de la salvación y su relación con la Iglesia. La primera lectura, tomada del libro del Génesis (Gn 3, 9-15. 20), narra el episodio del pecado original y la promesa de redención. Dios establece una enemistad entre la serpiente y la mujer, y entre sus descendencias, prefigurando la victoria de Cristo y María sobre el pecado y el mal. Este pasaje subraya la importancia de María en el plan divino de salvación, como la nueva Eva cuya obediencia contrasta con la desobediencia de la primera mujer.
En el tiempo pascual, la primera lectura se toma del libro de los Hechos de los Apóstoles (Hch 1, 12-14), donde se describe a los apóstoles dedicándose a la oración junto con María, la madre de Jesús, después de la ascensión de Cristo. Este pasaje destaca la presencia constante y el apoyo de María en la comunidad cristiana naciente, subrayando su papel como madre espiritual de la Iglesia y modelo de oración y unidad.
El salmo responsorial (Sal 86, 1-2. 3. 5. 6-7) es un canto de súplica y confianza en la misericordia de Dios. El salmista clama al Señor en su angustia, confiando en su bondad y disposición a escuchar y responder. Este salmo refuerza la idea de que, al igual que María, los fieles pueden acudir a Dios con confianza, sabiendo que Él es misericordioso y compasivo.
El evangelio según San Juan (Jn 19, 25-27) presenta uno de los momentos más conmovedores del Nuevo Testamento: Jesús, desde la cruz, encomienda a su madre al discípulo amado y viceversa, diciendo: «Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre». Este acto no solo asegura el cuidado de María después de la muerte de Jesús, sino que también simboliza la maternidad espiritual de María hacia todos los discípulos de Cristo. Este evangelio destaca la profunda conexión entre María y la Iglesia, y su papel como madre de todos los creyentes.
En conjunto, estas lecturas invitan a los fieles a contemplar el papel de María como Madre de la Iglesia, reconociendo su intercesión y su ejemplo de fe y obediencia. La Misa de Santa María Virgen, Madre de la Iglesia, no solo celebra a la Madre de Dios, sino que también llama a los creyentes a imitar sus virtudes y a confiar en su intercesión maternal. Esta celebración litúrgica es una oportunidad para renovar la devoción a María y para profundizar en el compromiso de vivir según los valores del Evangelio, siguiendo su ejemplo de entrega total a la voluntad de Dios.
MISA DE SANTA MARÍA VIRGEN, MADRE DE LA IGLESIA
PRIMERA LECTURA
Establezco hostilidades entre tu estirpe y la de la mujer
Lectura del libro del Génesis 3, 9-15. 20
Después que Adán comió del árbol, el Señor llamó al hombre:
—«¿Dónde estás?».
Él contestó:
—«Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí».
El Señor le replicó:
—«¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que te prohibí comer?».
Adán respondió:
—«La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto, y comí».
El Señor dijo a la mujer:
—«¿Qué es lo que has hecho?».
Ella respondió:
—«La serpiente me engañó, y comí».
El Señor Dios dijo a la serpiente:
—«Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón».
El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.
Palabra de Dios.
O bien:
Se dedicaban a la oración, junto con María, la madre de Jesús
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 1, 12-14
Después de subir Jesús al cielo, los apóstoles se volvieron a Jerusalén, desde el monte que llaman de los Olivos, que dista de Jerusalén lo que se permite caminar en sábado. Llegados a casa, subieron a la sala, donde se alojaban: Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago el de Alfeo, Simón el Celotes y Judas el de Santiago.
Todos ellos se dedicaban a la oración en común, junto con algunas mujeres, entre ellas María, la madre de Jesús, y con sus hermanos.
Palabra de Dios.
Interleccional: Judit 13, 18bcde. 19 (R.: 15, 9d)
R. Tú eres el orgullo de nuestra raza.
El Altísimo te ha bendecido, hija,
más que a todas las mujeres de la tierra.
Bendito el Señor, creador del cielo y tierra. R.
Que hoy ha glorificado tu nombre de tal modo,
que tu alabanza estará siempre en la boca de todos
los que se acuerden de esta obra poderosa de Dios. R.
Aleluya
Dichosa eres, santa Virgen María,
y digna de toda alabanza:
de ti salió el sol de justicia,
Cristo, nuestro Señor.
EVANGELIO
Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre
Lectura del santo evangelio según san Juan 19, 25-27
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.
Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
—«Mujer, ahí tienes a tu hijo».
Luego, dijo al discípulo:
—«Ahí tienes a tu madre».
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
Palabra del Señor.
MISAS VOTIVAS