Semana 11 de Tiempo Ordinario. Año Par

Semana 11 Tiempo Ordinario Año Par

Semana 11 de Tiempo Ordinario en el Año Par, según el Leccionario IV, la Iglesia Católica se embarca en un viaje continuo a través de la rica Palabra de Dios, ofreciendo a los fieles una secuencia de lecturas que iluminan la vida y enseñanzas de Jesucristo y la aplicación de su mensaje en la vida diaria. Este período se caracteriza por una inmersión profunda en las Escrituras, con un énfasis particular en los textos del Antiguo Testamento y Nuevo Testamento que se alternan con los años impares, asegurando así una cobertura comprensiva y variada de la Biblia a lo largo de dos años.

Durante el Año Par, el Leccionario IV selecciona cuidadosamente lecturas del Antiguo Testamento que resaltan la promesa de Dios y su fidelidad hacia su pueblo, así como pasajes del Nuevo Testamento que se enfocan en las parábolas y enseñanzas de Jesús, especialmente aquellas que se encuentran en los Evangelios de Lucas y Juan. Estas selecciones están diseñadas para profundizar la comprensión y la relación de los fieles con Dios, animándolos a reflexionar sobre su propio camino de fe en respuesta a la Palabra.

11ª Semana de Tiempo Ordinario. Años pares

Lunes

PRIMERA LECTURA

Nabot ha muerto apedreado

Lectura del primer libro de los Reyes 21, 1-16

Por aquel tiempo, Nabot, el de Yezrael, tenía una viña pegando al palacio de Ajab, rey de Samaria.

Ajab le propuso:

—«Dame la viña para hacerme yo una huerta, porque está al lado, pegando a mi casa; yo te daré en cambio una viña mejor o, si prefieres, te pago en dinero».

Nabot respondió:

—«¡Dios me libre de cederte la heredad de mis padres!».

Ajab marchó a casa malhumorado y enfurecido por la respuesta de Nabot, el de Yezrael, aquello de: «No te cederé la heredad de mis padres».

Se tumbó en la cama, volvió la cara y no quiso probar alimento.

Su esposa Jezabel se le acercó y le dijo:

—«¿Por qué estás de mal humor y no quieres probar alimento?».

Él contestó:

—«Es que hablé a Nabot, el de Yezrael, y le propuse: «Véndeme la viña o, si prefieres, te la cambio por otra». Y me dice: «No te doy mi viña»».

Entonces Jezabel dijo:

—«¿Y eres tú el que manda en Israel? ¡Arriba! A comer, que te sentará bien. ¡Yo te daré la viña de Nabot, el de Yezrael!».

Escribió unas cartas en nombre de Ajab, las selló con el sello del rey y las envió a los ancianos y notables de la ciudad, paisanos de Nabot.

Las cartas decían:

—«Proclamad un ayuno y sentad a Nabot en primera fila. Sentad en frente a dos canallas que declaren contra él: «Has maldecido a Dios y al rey». Lo sacáis afuera y lo apedreáis hasta que muera».

Los paisanos de Nabot, los ancianos y notables que vivían en la ciudad, hicieron tal como les decía Jezabel, según estaba escrito en las cartas que habían recibido. Proclamaron un ayuno y sentaron a Nabot en primera fila; llegaron dos canallas, se le sentaron enfrente y testificaron contra Nabot públicamente:

—«Nabot ha maldecido a Dios y al rey».

Lo sacaron fuera de la ciudad y lo apedrearon hasta que murió.

Entonces informaron a Jezabel:

—«Nabot ha muerto apedreado».

En cuanto oyó Jezabel que Nabot había muerto apedreado, dijo a Ajab:

—«Hala, toma posesión de la viña de Nabot, el de Yezrael, que no quiso vendértela. Nabot ya no vive, ha muerto».

En cuanto oyó Ajab que Nabot había muerto, se levantó y bajó a tomar posesión de la viña de Nabot, el de Yezrael.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 5, 2-3. 5-6. 7 (R.: 2b)

R. Atiende a mis gemidos, Señor.

Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos,
haz caso de mis gritos de auxilio,
Rey mío y Dios mío. R.

Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia. R.

Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero
lo aborrece el Señor. R.

Aleluya Sal 118, 105

Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero.

EVANGELIO

Yo os digo: No hagáis frente al que os agravia

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 38-42

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Habéis oído que se dijo: «Ojo por ojo, diente por diente». Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas».

Palabra del Señor.

Martes

PRIMERA LECTURA

Has hecho pecar a Israel

Lectura del primer libro de los Reyes 21, 17-29

Después de la muerte de Nabot, el Señor dirigió la palabra a Elías, el tesbita:

—«Anda, baja al encuentro de Ajab, rey de Israel, que vive en Samaria. Mira, está en la viña de Nabot, a donde ha bajado para tomar posesión. Dile: «Así dice el Señor: ‘¿Has asesinado, y encima robas?’, Por eso, así dice el Señor: ‘En el mismo sitio donde los perros han lamido la sangre de Nabot, a ti también los perros te lamerán la sangre'»».

Ajab dijo a Elías:

—«¿Conque me has sorprendido, enemigo mío?».

Y Elías repuso:

—«¡Te he sorprendido! Por haberte vendido, haciendo lo que el Señor reprueba, aquí estoy para castigarte; te dejaré sin descendencia, te exterminaré todo israelita varón, esclavo o libre. Haré con tu casa como con la de Jeroboán, hijo de Nabal, y la de Basá, hijo de Ajías, porque me has irritado y has hecho pecar a Israel. También ha hablado el Señor contra Jezabel: «Los perros la devorarán en el campo de Yezrael». A los de Ajab que mueran en poblado los devorarán los perros, y a los que mueran en descampado los devorarán las aves del cielo».

Y es que no hubo otro que se vendiera como Ajab para hacer lo que el Señor reprueba, empujado por su mujer Jezabel. Procedió de manera abominable, siguiendo a los ídolos, igual que hacían los amorreos, a quienes el Señor había expulsado ante los israelitas.

En cuanto Ajab oyó aquellas palabras, se rasgó las vestiduras, se vistió un sayal y ayunó; se acostaba con el sayal puesto y andaba taciturno.

El Señor dirigió la palabra a Elías, el tesbita:

—«¿Has visto cómo se ha humillado Ajab ante mí? Por haberse humillado ante mí, no lo castigaré mientras viva; castigaré a su familia en tiempo de su hijo».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 50, 3-4. 5-6a. 11 y 16 (R.: cf. 3a)

R. Misericordia, Señor: hemos pecado.

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces. R.

Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia. R.

Aleluya Jn 13, 34

Os doy un mandamiento nuevo
—dice el Señor—:
que os améis unos a otros,
como yo os he amado.

EVANGELIO

Amad a vuestros enemigos

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 43-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Habéis oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo» y aborrecerás a tu enemigo.

Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.

Porque, si amáis a los os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».

Palabra del Señor.

Miércoles

PRIMERA LECTURA

Los separó un carro de fuego, y Elías subió al cielo

Lectura del segundo libro de los Reyes 2, 1. 6-14

Cuando el Señor iba a arrebatar a Elías al cielo en el torbellino, Elías y Eliseo se marcharon de Guilgal.

Llegaron a Jericó, y Elías dijo a Eliseo:

—«Quédate aquí, porque el Señor me envía solo hasta el Jordán».

Eliseo respondió:

—«¡Vive Dios! Por tu vida, no te dejaré».

Y los dos siguieron caminando.

También marcharon cincuenta hombres de la comunidad de profetas y se pararon frente a ellos, a cierta distancia.

Los dos se detuvieron junto al Jordán; Elías cogió su manto, lo enrolló, golpeó el agua, y el agua se dividió por medio, y así pasaron ambos a pie enjuto.

Mientras pasaban el río, dijo Elías a Eliseo:

—«Pídeme lo que quieras antes de que me aparten de tu lado».

Eliseo pidió:

—«Déjame en herencia dos tercios de tu espíritu».

Elías comentó:

—«¡No pides nada! Si logras verme cuando me aparten de tu lado, lo tendrás; si no me ves, no lo tendrás».

Mientras ellos seguían conversando por el camino, los separó un carro de fuego con caballos de fuego, y Elías subió al cielo en el torbellino.

Eliseo lo miraba y gritaba:

—«¡Padre mío, padre mío, carro y auriga de Israel!».

Y ya no lo vio más.

Entonces agarró su túnica y la rasgó en dos; luego recogió el manto que se le había caído a Elías, se volvió y se detuvo a la orilla del Jordán; y agarrando el manto de Elías, golpeó el agua diciendo:

—«¿Dónde está el Dios de Elías, dónde?».

Golpeó el agua, el agua se dividió por medio, y Eliseo cruzó.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 30, 20. 21. 24 (R.: 25)

R. Sed fuertes y valientes de corazón,
los que esperáis en el Señor.

Qué bondad tan grande, Señor,
reservas para tus fieles,
y concedes a los que a ti se acogen
a la vista de todos. R.

En el asilo de tu presencia los escondes
de las conjuras humanas;
los ocultas de tu tabernáculo,
frente a las lenguas pendencieras. R.

Amad al Señor, fieles suyos;
el Señor guarda a sus leales,
y a los soberbios les paga con creces. R.

Aleluya Jn 14, 23

El que me ama guardará mi palabra
—dice el Señor—,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él.

EVANGELIO

Tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará

Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 1-6. 16-18

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga.

Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará.

Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga.

Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará.

Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga.

Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».

Palabra del Señor.

Jueves

PRIMERA LECTURA

Elías fue arrebatado en el torbellino, y Eliseo recibió dos tercios de su espíritu

Lectura del libro de Sirácida 48, 1-15

Surgió Elías, un profeta como un fuego,
cuyas palabras eran horno encendido.

Les quitó el sustento del pan,
con su celo los diezmó;

con el oráculo divino sujetó el cielo
e hizo bajar tres veces el fuego.

¡Qué terrible eras, Elías!;
¿quién se te compara en gloria?

Tú resucitaste un muerto,
sacándolo del abismo por voluntad del Señor;

hiciste bajar reyes a la tumba
y nobles desde sus lechos;

ungiste reyes vengadores
y nombraste un profeta como sucesor.

Escuchaste en Sinaí amenazas
y sentencias vengadoras en Horeb.

Un torbellino te arrebató a la altura;
tropeles de fuego, hacia el cielo.

Está escrito que te reservan para el momento
de aplacar la ira antes de que estalle,

para reconciliar a padres con hijos,
para restablecer las tribus de Israel.

Dichoso quien te vea antes de morir,
y más dichoso tú que vives.

Elías fue arrebatado en el torbellino,
y Eliseo recibió dos tercios de su espíritu.

En vida hizo múltiples milagros
y prodigios, con sólo decirlo;

en vida no temió a ninguno,
nadie pudo sujetar su espíritu;

no hubo milagro que lo excediera:
bajo él revivió la carne;

en vida hizo maravillas
y en muerte obras asombrosas.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Salmo 96, 1-2. 3-4. 5-6. 7 (R.: 12a)

R. Alegraos, justos, con el Señor.

El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tinieblas y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono. R.

Delante de él avanza fuego,
abrasando en torno a los enemigos;
sus relámpagos deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la tierra se estremece. R.

Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria. R.

Los que adoran estatuas se sonrojan,
los que ponen su orgullo en los ídolos;
ante él se postran todos los dioses. R.

Aleluya Rm 8, 15bc

Habéis recibido un espíritu de hijos adoptivos,
que nos hace gritar: «¡Abba!, Padre».

EVANGELIO

Vosotros rezad así

Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 7-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que se lo pidáis.

Vosotros rezad así:

«Padre nuestro del cielo,

santificado sea tu nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo,

danos hoy el pan nuestro de cada día,

perdónanos nuestras ofensas,

pues nosotros hemos perdonado

a los que nos han ofendido,

no nos dejes caer en la tentación,

sino líbranos del Maligno».

Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas».

Palabra del Señor.

Viernes

PRIMERA LECTURA

Ungió a Joás, y todos aclamaron: ¡Viva el rey!

Lectura del segundo libro de los Reyes 11, 1-4. 9-18. 20

En aquellos días, cuando Atalía, madre del rey Ocozías, vio que su hijo había muerto, empezó a exterminar a toda la familia real. Pero cuando los hijos del rey estaban siendo asesinados, Josebá, hija del rey Jorán y hermana de Ocozías, raptó a Joás, hijo de Ocozías, y lo escondió con su nodriza en el dormitorio; así, se lo ocultó a Atalía y lo libró de la muerte. El niño estuvo escondido con ella en el templo durante seis años, mientras en el país reinaba Atalía.

El año séptimo, Yehoyadá mandó a buscar a los centuriones de los Carios y de la escolta; los llamó a su presencia, en el templo, se juramentó con ellos y les presentó al hijo del rey.

Los centuriones hicieron lo que les mandó el sacerdote Yehoyadá; cada uno reunió a sus hombres, los que estaban de servicio el sábado y los que estaban libres, y se presentaron al sacerdote Yehoyadá. El sacerdote entregó a los centuriones las lanzas y los escudos del rey David, que se guardaban en el templo.

Los de la escolta empuñaron las armas y se colocaron entre el altar y el templo, desde el ángulo sur hasta el ángulo norte del templo, para proteger al rey.

Entonces Yehoyadá sacó al hijo del rey, le colocó la diadema y las insignias, lo ungió rey, y todos aplaudieron, aclamando:

—«¡Viva el rey!».

Atalía oyó el clamor de la tropa y se fue hacia la gente, al templo.

Pero, cuando vio al rey en pie sobre el estrado, como es costumbre, y a los oficiales y la banda cerca del rey, toda la población en fiesta y las trompetas tocando, se rasgó las vestiduras y gritó:

—«¡Traición, traición!».

El sacerdote Yehoyadá ordenó a los centuriones que mandaban las fuerzas:

—«Sacadla del atrio. Al que la siga lo matáis».

Pues no quería que la matasen en el templo.

La fueron empujando con las manos y, cuando llegaba a palacio por la puerta de las caballerizas, allí la mataron.

Yehoyadá selló el pacto entre el Señor y el rey y el pueblo, para que éste fuera el pueblo del Señor. Toda la población se dirigió luego al templo de Baal; lo destruyeron, derribaron sus altares, trituraron las imágenes, y a Matan, sacerdote de Baal, lo degollaron ante el altar.

El sacerdote Yehoyadá puso guardias en el templo.

Toda la población hizo fiesta, y la ciudad quedó tranquila.

A Atalía la habían matado en el palacio.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 131, 11. 12. 13-14. 17-18 (R.: 13)

R. El Señor ha elegido a Sión,
ha deseado vivir en ella.

El Señor ha jurado a David
una promesa que no retractará:
«A uno de tu linaje
pondré sobre tu trono». R.

«Si tus hijos guardan mi alianza
y los mandatos que les enseño,
también sus hijos, por siempre,
se sentarán sobre tu trono». R.

Porque el Señor ha elegido a Sión,
ha deseado vivir en ella:
«Esta es mi mansión por siempre,
aquí viviré porque la deseo». R.

«Haré germinar el vigor de David,
enciendo una lámpara para mi Ungido.
A sus enemigos los vestiré de ignominia,
sobre él brillará mi diadema». R.

Aleluya Mt 5, 3

Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.

EVANGELIO

Donde está tu tesoro, allí está tu corazón

Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 19-23

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman, ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque donde está tu tesoro, allí está tu corazón.

La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!».

Palabra del Señor.

Sábado

PRIMERA LECTURA

Zacarías, al que matasteis entre el santuario y el altar

Lectura del segundo libro de las Crónicas 24, 17-25

Cuando murió Yehoyadá, las autoridades de Judá fueron a rendir homenaje al rey, y éste siguió sus consejos; olvidando el templo del Señor, Dios de sus padres, dieron culto a las estelas y a los ídolos. Este pecado desencadenó la cólera de Dios contra Judá y Jerusalén. Les envió profetas para convertirlos, pero no hicieron caso de sus amonestaciones. Entonces el espíritu de Dios se apoderó de Zacarías, hijo del sacerdote Yehoyadá, que se presentó ante el pueblo y le dijo:

—«Así dice Dios: ¿Por qué quebrantáis los preceptos del Señor? Vais a la ruina. Habéis abandonado al Señor, y él os abandona».

Pero conspiraron contra él y lo lapidaron en el atrio del templo por orden del rey. El rey Joás, sin tener en cuenta los beneficios recibidos de Yehoyadá, mató a su hijo, que murió diciendo:

—«¡Que el Señor juzgue y sentencie!».

Al cabo de un año, un ejército de Siria se dirigió contra Joás, penetró en Judá, hasta Jerusalén, mató a todos los jefes del pueblo y envió todo el botín al rey de Damasco.

El ejército de Siria era reducido, pero el Señor le entregó un ejército enorme, porque el pueblo había abandonado al Señor, Dios de sus padres.

Así se vengaron de Joás.

Al retirarse los sirios, dejándolo gravemente herido, sus cortesanos conspiraron contra él para vengar al hijo del sacerdote Yehoyadá.

Lo asesinaron en la cama y murió.

Lo enterraron en la Ciudad de David, pero no le dieron sepultura en las tumbas de los reyes.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 88, 4-5. 29-30. 31-32. 33-34 (R.: 29a)

R. Le mantendré eternamente mi favor.

Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
«Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades». R.

«Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable;
le daré una posteridad perpetua
y un trono duradero como el cielo». R.

«Si sus hijos abandonan mi ley
y no siguen mis mandamientos,
si profanan mis preceptos
y no guardan mis mandatos». R.

«Castigaré con la vara sus pecados
y a latigazos sus culpas;
pero no les retiraré mi favor
ni desmentiré mi fidelidad». R.

Aleluya 2Co 8, 9

Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre,
para enriqueceros con su pobreza.

EVANGELIO

No os agobiéis por el mañana

Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 24-34

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.

Por eso os digo: No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos?

¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?

¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y yo os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso.

Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos».

Palabra del Señor.



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