Semana 8 de Tiempo Ordinario. Año Par

Semana 8 Tiempo Ordinario Año Par

Semana 8 de Tiempo Ordinario en el Año Par, según el Leccionario IV, la Iglesia Católica se embarca en un viaje continuo a través de la rica Palabra de Dios, ofreciendo a los fieles una secuencia de lecturas que iluminan la vida y enseñanzas de Jesucristo y la aplicación de su mensaje en la vida diaria. Este período se caracteriza por una inmersión profunda en las Escrituras, con un énfasis particular en los textos del Antiguo Testamento y Nuevo Testamento que se alternan con los años impares, asegurando así una cobertura comprensiva y variada de la Biblia a lo largo de dos años.

Durante el Año Par, el Leccionario IV selecciona cuidadosamente lecturas del Antiguo Testamento que resaltan la promesa de Dios y su fidelidad hacia su pueblo, así como pasajes del Nuevo Testamento que se enfocan en las parábolas y enseñanzas de Jesús, especialmente aquellas que se encuentran en los Evangelios de Lucas y Juan. Estas selecciones están diseñadas para profundizar la comprensión y la relación de los fieles con Dios, animándolos a reflexionar sobre su propio camino de fe en respuesta a la Palabra.

8ª Semana de Tiempo Ordinario. Años pares

Lunes

PRIMERA LECTURA

No habéis visto a Jesucristo, y lo amáis;
creéis en él, y os alegráis con un gozo inefable

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 3-9

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final.

Alegraos de ello, aunque de momento tengáis que sufrir un poco, en pruebas diversas: así la comprobación de vuestra fe —de más precio que el oro, que, aunque perecedero, lo aquilatan al fuego— llegará a ser alabanza y gloria y honor cuando se manifieste Jesucristo.

No habéis visto a Jesucristo, y lo amáis; no lo veis, y creéis en él; y os alegráis con un gozo inefable y transfigurado, alcanzando así la meta de vuestra fe: vuestra propia salvación.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 110, 1-2. 5-6. 9 y 10c (R.: 5b)

R. El Señor recuerda siempre su alianza.

O bien:

R. Aleluya.

Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R.

Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles. R.

Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza;
la alabanza del Señor dura por siempre. R.

Aleluya 2Co 8, 9

Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre,
para enriqueceros con su pobreza.

EVANGELIO

Vende lo que tienes y sígueme

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 17-27

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó:

—«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?».

Jesús le contestó:

—«¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios.

Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre».

Él replicó:

—«Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño».

Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo:

—«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dales el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, luego sígueme».

A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico.

Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:

—«¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!».

Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió:

—«Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».

Ellos se espantaron y comentaban:

—«Entonces, ¿quién podrá salvarse?».

Jesús se les quedó mirando y les dijo:

—«Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».

Palabra del Señor.

Martes

PRIMERA LECTURA

Predecían la gracia destinada a vosotros;
por eso, controlaos bien, estando a la expectativa

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 10-16

Queridos hermanos:

La salvación fue el tema que investigaron y escrutaron los profetas, los que predecían la gracia destinada a vosotros.

El Espíritu de Cristo, que estaba en ellos, les declaraba por anticipado los sufrimientos de Cristo y la gloria que seguiría; ellos indagaron para cuándo y para qué circunstancia lo indicaba el Espíritu.

Se les reveló que aquello de que trataban no era para su tiempo, sino para el vuestro.

Y ahora se os anuncia por medio de predicadores que os han traído el Evangelio con la fuerza del Espíritu enviado del cielo.

Son cosas que los ángeles ansían penetrar.

Por eso, estad interiormente preparados para la acción, controlándoos bien, a la expectativa del don que os va a traer la revelación de Jesucristo.

Como hijos obedientes, no os amoldéis más a los deseos que teníais antes, en los días de vuestra ignorancia.

El que os llamó es santo; como él, sed también vosotros santos en toda vuestra conducta, porque dice la Escritura: «Seréis santos, porque yo soy santo».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 97, 1. 2-3ab. 3c-4 (R.: 2a)

R. El Señor da a conocer su victoria.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclamad al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.

Aleluya Cf. Mt 11, 25

Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra,
porque has revelado los secretos del reino
a la gente sencilla.

EVANGELIO

Recibiréis en este tiempo cien veces más, con persecuciones,
y en la edad futura, vida eterna

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 28-31

En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús:

—«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».

Jesús dijo:

—«Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones—, y en la edad futura, vida eterna.

Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».

Palabra del Señor.

Miércoles

PRIMERA LECTURA

Os rescataron a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 18-25

Queridos hermanos:

Ya sabéis con qué os rescataron de ese proceder inútil recibido de vuestros padres: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la creación del mundo y manifestado al final de los tiempos por vuestro bien.

Por Cristo vosotros creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza.

Ahora que estáis purificados por vuestra obediencia a la verdad y habéis llegado a quereros sinceramente como hermanos, amaos unos a otros de corazón e intensamente.

Mirad que habéis vuelto a nacer, y no de una semilla mortal, sino de una inmortal, por medio de la palabra de Dios viva y duradera, porque «toda carne es hierba y su belleza como flor campestre: se agosta la hierba, la flor se cae; pero la palabra del Señor permanece para siempre».

Y esa palabra es el Evangelio que os anunciamos.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 147, 12-13. 14-15. 19-20 (R.: 12a)

R. Glorifica al Señor, Jerusalén.

O bien:

R. Aleluya.

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.

Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R.

Aleluya Mc 10, 45

El Hijo del hombre ha venido para servir
y dar la vida en rescate por todos.

EVANGELIO

Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 32-45

En aquel tiempo, los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús se les adelantaba; los discípulos se extrañaban, y los que seguían iban asustados. Él tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder:

—«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará».

Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:

—«Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir».

Les preguntó:

—«¿Qué queréis que haga por vosotros?».

Contestaron:

—«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda».

Jesús replicó:

—«No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?».

Contestaron:

—«Lo somos».

Jesús les dijo:

—«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está reservado».

Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.

Jesús, reuniéndolos, les dijo:

—«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen.

Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos.

Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar la vida en rescate por todos».

Palabra del Señor.

Jueves

PRIMERA LECTURA

Vosotros sois un sacerdocio real, una nación consagrada,
para proclamar las hazañas del que os llamó

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 2, 2-5. 9-12

Queridos hermanos:

Como el niño recién nacido ansía la leche, ansiad vosotros la auténtica, no adulterada, para crecer con ella sanos; ya que habéis saboreado lo bueno que es el Señor.

Acercándoos al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y preciosa ante Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo.

Vosotros sois una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que os llamó a salir de las tinieblas y a entrar en su luz maravillosa.

Antes erais «no pueblo», ahora sois «pueblo de Dios»; antes erais «no compadecidos», ahora sois «compadecidos».

Queridos hermanos, como forasteros en país extraño, os recomiendo que os apartéis de los deseos carnales que os hacen la guerra.

Vuestra conducta entre los gentiles sea buena; así, mientras os calumnian como si fuerais criminales, verán con sus propios ojos que os portáis honradamente y darán gloria a Dios el día que él los visite.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 99, 2. 3. 4. 5 (R.: 2c)

R. Entrad en la presencia del Señor con vítores.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R.

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades». R.

Aleluya Jn 8, 12b

Yo soy la luz del mundo
—dice el Señor—;
el que me sigue tendrá la luz de la vida.

EVANGELIO

Maestro, haz que pueda ver

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 46-52

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar:

—«Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí».

Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más:

—«Hijo de David, ten compasión de mí».

Jesús se detuvo y dijo:

—«Llamadlo».

Llamaron al ciego, diciéndole:

—«Ánimo, levántate, que te llama».

Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.

Jesús le dijo:

—«¿Qué quieres que haga por ti?».

El ciego le contestó:

—«Maestro, que pueda ver».

Jesús le dijo:

—«Anda, tu fe te ha curado».

Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

Palabra del Señor.

Viernes

PRIMERA LECTURA

Sed buenos administradores de la múltiple gracia de Dios

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 4, 7-13

Queridos hermanos:

El fin de todas las cosas está cercano. Sed, pues, moderados y sobrios, para poder orar. Ante todo, mantened en tensión el amor mutuo, porque el amor cubre la multitud de los pecados. Ofreceos mutuamente hospitalidad, sin protestar.

Que cada uno, con el don que ha recibido, se ponga al servicio de los demás, como buenos administradores de la múltiple gracia de Dios. El que toma la palabra, que hable palabra de Dios. El que se dedica al servicio, que lo haga en virtud del encargo recibido de Dios. Así, Dios será glorificado en todo, por medio de Jesucristo, a quien corresponden la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

Queridos hermanos, no os extrañéis de ese fuego abrasador que os pone a prueba, como si os sucediera algo extraordinario. Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo, para que, cuando se manifieste su gloria, reboséis de gozo.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 95, 10. 11-12. 13 (R.: 13ab)

R. Llega el Señor a regir la tierra.

Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente». R.

Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque. R.

Delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad. R.

Aleluya Cf. Jn 15, 16

Yo os he elegido del mundo, para que vayáis y deis fruto,
y vuestro fruto dure
—dice el Señor—.

EVANGELIO

Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos. Tened fe en Dios

Lectura del santo evangelio según san Marcos 11, 11-26

Después que la muchedumbre lo hubo aclamado, entró Jesús en Jerusalén, derecho hasta el templo, lo estuvo observando todo y, como era ya tarde, se marchó a Betania con los Doce.

Al día siguiente, cuando salió de Betania, sintió hambre. Vio de lejos una higuera con hojas y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos. Entonces le dijo:

«Nunca jamás coma nadie de ti».

Los discípulos lo oyeron.

Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a echar a los que traficaban allí, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo.

Y los instruía, diciendo:

—«¿No está escrito: «Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblo»? Vosotros, en cambio, la habéis convertido en cueva de bandidos».

Se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas y, como le tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de su doctrina, buscaban una manera de acabar con él.

Cuando atardeció, salieron de la ciudad.

A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz. Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús:

—«Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado».

Jesús contestó:

—«Tened fe en Dios. Os aseguro que si uno dice a este monte: «Quítate de ahí y tírate al mar», no con dudas, sino con fe en que sucederá lo que dice, lo obtendrá.

Por eso os digo: Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed que os la han concedido, y la obtendréis.

Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas».

Palabra del Señor.

Sábado

PRIMERA LECTURA

Dios puede preservaros de tropiezos y presentaros ante su gloria sin mancha

Lectura de la carta del apóstol san Judas: 17. 20b-25

Queridos hermanos, acordaos de lo que predijeron los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo.

Idos asentando sobre el cimiento de vuestra santa fe, orad movidos por el Espíritu Santo y manteneos así en el amor de Dios, aguardando a que la misericordia de nuestro Señor Jesucristo os dé la vida eterna.

¿Titubean algunos? Tened compasión de ellos; a unos, salvadlos, arrancándolos del fuego; a otros, mostradles compasión, pero con cautela, aborreciendo hasta el vestido que esté manchado por la carne.

Al único Dios, nuestro salvador, que puede preservaros de tropiezos y presentaros ante su gloria exultantes y sin mancha, gloria y majestad, dominio y poderío, por Jesucristo, nuestro Señor, desde siempre y ahora y por todos los siglos. Amén.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 62, 2. 3-4. 5-6 (R.: 2b )

R. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua. R.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios. R.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos. R.

Aleluya Col 3, 16a. 17c

La palabra de Cristo habite entre vosotros
en toda su riqueza,
dando gracias a Dios Padre por medio de Cristo.

EVANGELIO

¿Con qué autoridad haces esto?

Lectura del santo evangelio según san Marcos 11, 27-33

En aquel tiempo, Jesús y los discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos y le preguntaron:

—«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?».

Jesús les respondió:

—«Os voy a hacer una pregunta y, si me contestáis, os diré con qué autoridad hago esto: El bautismo de Juan ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contestadme».

Se pusieron a deliberar:

—«Si decimos que es de Dios, dirá: «¿Y por qué no le habéis creído?». Pero como digamos que es de los hombres…».

(Temían a la gente, porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta.)

Y respondieron a Jesús:

—«No sabemos».

Jesús les replicó:

—«Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».

Palabra del Señor.



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