Semana 14 de Tiempo Ordinario. Año Par

Semana 14 Tiempo Ordinario Año Par

Semana 14 de Tiempo Ordinario en el Año Par, según el Leccionario IV, la Iglesia Católica se embarca en un viaje continuo a través de la rica Palabra de Dios, ofreciendo a los fieles una secuencia de lecturas que iluminan la vida y enseñanzas de Jesucristo y la aplicación de su mensaje en la vida diaria. Este período se caracteriza por una inmersión profunda en las Escrituras, con un énfasis particular en los textos del Antiguo Testamento y Nuevo Testamento que se alternan con los años impares, asegurando así una cobertura comprensiva y variada de la Biblia a lo largo de dos años.

Durante el Año Par, el Leccionario IV selecciona cuidadosamente lecturas del Antiguo Testamento que resaltan la promesa de Dios y su fidelidad hacia su pueblo, así como pasajes del Nuevo Testamento que se enfocan en las parábolas y enseñanzas de Jesús, especialmente aquellas que se encuentran en los Evangelios de Lucas y Juan. Estas selecciones están diseñadas para profundizar la comprensión y la relación de los fieles con Dios, animándolos a reflexionar sobre su propio camino de fe en respuesta a la Palabra.

14ª Semana de Tiempo Ordinario. Años pares

Lunes

PRIMERA LECTURA

Me casaré contigo en matrimonio perpetuo

Lectura de la profecía de Oseas 2, 16. 17b-18. 21-22

Así dice el Señor:

«Yo la cortejaré, me la llevaré al desierto,
le hablaré al corazón.

Y me responderá allí
como en los días de su juventud,
como el día en que la saqué de Egipto.

Aquel día —oráculo del Señor—,
me llamará Esposo mío,
no me llamará Ídolo mío.

Me casaré contigo en matrimonio perpetuo,
me casaré contigo en derecho y justicia,
en misericordia y compasión,

me casaré contigo en fidelidad,
y te penetrarás del Señor».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 144, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: 8a)

R. El Señor es clemente y misericordioso.

Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R.

Una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas. R.

Encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias. R.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R.

Aleluya Cf. 2Tm 1, 10

Nuestro Señor Jesucristo destruyó la muerte
y sacó a la luz la vida, por medio del Evangelio.

EVANGELIO

Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, y vivirá

Lectura del santo evangelio según san Mateo 9, 18-26

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo:

—«Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá».

Jesús lo siguió con sus discípulos.

Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que con sólo tocarle el manto se curaría.

Jesús se volvió y, al verla, le dijo:

—«¡Ánimo, hija! Tu fe te ha curado».

Y en aquel momento quedó curada la mujer.

Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo:

—«¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida».

Se reían de él.

Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se puso en pie.

La noticia se divulgó por toda aquella comarca.

Palabra del Señor.

Martes

PRIMERA LECTURA

Siembran viento y cosechan tempestades

Lectura de la profecía de Oseas 8, 4-7. 11. 13

Así dice el Señor:

«Se nombraron reyes en Israel sin contar conmigo,
se nombraron príncipes sin mi aprobación.

Con su plata y su oro se hicieron ídolos
para su perdición.

Hiede tu novillo, Samaria,
ardo de ira contra él.

¿Cuándo lograréis la inocencia?

Un escultor lo hizo, no es dios,
se hace añicos el novillo de Samaria.

Siembran viento y cosechan tempestades;
las mieses no echan espiga ni dan grano,
y, si lo dieran, extraños lo devorarían.

Porque Efraín multiplicó sus altares para pecar,
para pecar le sirvieron sus altares.

Aunque les dé multitud de leyes,
las consideran como de un extraño.

Aunque inmolen víctimas en mi honor
y coman la carne, al Señor no le agradan.

Tiene presente sus culpas y castigará sus pecados:
tendrán que volver a Egipto».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 113B, 3-4. 5-6. 7-8. 9-10 (R.: 9a)

R. Israel confía en el Señor.

Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas. R.

Tienen boca, y no hablan;
tienen ojos, y no ven;
tienen orejas, y no oyen;
tienen nariz, y no huelen. R.

Tienen manos, y no tocan;
tienen pies, y no andan.
Que sean igual los que los hacen,
cuantos confían en ellos. R.

Israel confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
La casa de Aarón confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo. R.

Aleluya Jn 10, 14

Yo soy el buen Pastor
—dice el Señor—,
conozco a mis ovejas, y las mías me conocen.

EVANGELIO

La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos

Lectura del santo evangelio según san Mateo 9, 32-38

En aquel tiempo, presentaron a Jesús un endemoniado mudo. Echó al demonio, y el mudo habló.

La gente decía admirada:

—«Nunca se ha visto en Israel cosa igual».

En cambio, los fariseos decían:

—«Éste echa los demonios con el poder del jefe de los demonios».

Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias.

Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor.

Entonces dijo a sus discípulos:

—«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».

Palabra del Señor.

Miércoles

PRIMERA LECTURA

Es tiempo de consultar al Señor

Lectura de la profecía de Oseas 10, 1-3. 7-8. 12

Israel era una viña frondosa, y daba fruto:
cuanto más eran sus frutos,
más aumentó sus altares;
cuanto mejor era la tierra,
mejores monumentos erigía.

Tiene el corazón dividido,
ahora lo expiará:

él mismo destruirá sus altares,
abatirá sus estelas.

Ahora dicen: «No tenemos rey,
no respetamos al Señor,
¿qué podrá hacernos el rey?».

Desaparece Samaria, y su rey,
como espuma sobre la superficie del agua.

Son destruidos los altozanos de los ídolos,
el pecado de Israel.

Cardos y abrojos crecen sobre sus altares;
gritan a los montes: «Cubridnos»,
a los collados: «Caed sobre nosotros».

Sembrad justicia y cosecharéis misericordia.

Roturad un campo,
que es tiempo de consultar al Señor,

hasta que venga y llueva
sobre vosotros la justicia.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 104, 2-3. 4-5. 6-7 (R.: 4b)

R. Buscad continuamente el rostro del Señor.

O bien:

R. Aleluya.

Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas;
gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor. R.

Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca. R.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R.

Aleluya Mc 1, 15

Está cerca el reino de Dios
—dice el Señor—:
convertíos y creed en el Evangelio.

EVANGELIO

Id a las ovejas descarriadas de Israel

Lectura del santo evangelio según san Mateo 10, 1-7

En aquel tiempo, Jesús llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia.

Éstos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo, el publicano; Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el Celote, y Judas Iscariote, el que lo entregó.

A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones:

—«No vayáis a tierra de gentiles, ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas descarriadas de Israel.

Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca».

Palabra del Señor.

Jueves

PRIMERA LECTURA

Se me revuelve el corazón

Lectura de la profecía de Oseas 11, 1-4. 8c-9

Así dice el Señor:

«Cuando Israel era joven, lo amé,
desde Egipto llamé a mi hijo.

Cuando lo llamaba, él se alejaba,
sacrificaba a los Baales,
ofrecía incienso a los ídolos.

Yo enseñé a andar a Efraín,
lo alzaba en brazos;
y él no comprendía que yo lo curaba.

Con cuerdas humanas,
con correas de amor lo atraía;

era para ellos como el que levanta
el yugo de la cerviz,
me inclinaba y le daba de comer.

Se me revuelve el corazón,
se me conmueven las entrañas.

No cederé al ardor de mi cólera,
no volveré a destruir a Efraín;

que soy Dios, y no hombre;
santo en medio de ti,
y no enemigo a la puerta».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 79, 2ac y 3b. 15-16 (R.: 4b)

R. Que brille tu rostro, Señor, y nos salve.

Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece;
despierta tu poder y ven a salvarnos. R.

Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa. R.

Aleluya Mc 1, 15

Está cerca el reino de Dios
—dice el Señor—:
convertíos y creed en el Evangelio.

EVANGELIO

Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis

Lectura del santo evangelio según san Mateo 10, 7-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:

—«Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios.

Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.

No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de repuesto, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa saludad; si la casa se lo merece, la paz que le deseáis vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros.

Si alguno no os recibe o no os escucha, al salir de su casa o del pueblo, sacudid el polvo de los pies.

Os aseguro que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo».

Palabra del Señor.

Viernes

PRIMERA LECTURA

No volveremos a llamar Dios a la obra de nuestras manos

Lectura de la profecía de Oseas 14, 2-10

Así dice el Señor:

«Israel, conviértete al Señor Dios tuyo,
porque tropezaste por tu pecado.

Preparad vuestro discurso,
volved al Señor y decidle:

«Perdona del todo la iniquidad,
recibe benévolo el sacrificio de nuestros labios.

No nos salvará Asiria,
no montaremos a caballo,
no volveremos a llamar Dios
a la obra de nuestras manos.

En ti encuentra piedad el huérfano».

Yo curaré sus extravíos,
los amaré sin que lo merezcan,
mi cólera se apartará de ellos.

Seré para Israel como rocío,
florecerá como azucena,
arraigará como el Líbano.

Brotarán sus vástagos,
será su esplendor como un olivo,
su aroma como el Líbano.

Vuelven a descansar a su sombra:
harán brotar el trigo,
florecerán como la viña;
será su fama como la del vino del Líbano.

Efraín, ¿qué te importan los ídolos?

Yo le respondo y le miro:
yo soy como un ciprés frondoso:
de mí proceden tus frutos.

¿Quién es el sabio que lo comprenda,
el prudente que lo entienda?

Rectos son los caminos del Señor:
los justos andan por ellos,
los pecadores tropiezan en ellos».

Palabra de Dios

Salmo responsorial: Salmo 50, 3-4. 8-9. 12-13. 14 y 17 (R.: 17b)

R. Mi boca proclamará tu alabanza, Señor.

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R.

Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve. R.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza. R.

Aleluya Jn 16, 13a; 14, 26d

Cuando venga el Espíritu de la verdad,
os guiará hasta la verdad plena
y os irá recordando todo lo que os he dicho.

EVANGELIO

No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre

Lectura del santo evangelio según san Mateo 10, 16-23

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:

—«Mirad que os mando como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas.

Pero no os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles.

Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.

Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán.

Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra.

Porque os aseguro que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre».

Palabra del Señor.

Sábado

PRIMERA LECTURA

Yo, hombre de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos

Lectura del libro de Isaías 6, 1-8

El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo.

Y vi serafines en pie junto a él, cada uno con seis alas: con dos alas se cubrían el rostro, con dos alas se cubrían el cuerpo, con dos alas se cernían.

Y se gritaban uno a otro, diciendo:

—«¡Santo, santo, santo, el Señor de los ejércitos, la tierra está llena de su gloria!».

Y temblaban los umbrales de las puertas al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo.

Yo dije:

—«¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos».

Y voló hacia mí uno de los serafines, con un ascua en la mano, que había cogido del altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo:

—«Mira: esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado».

Entonces escuché la voz del Señor, que decía:

—«¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?».

Contesté:

—«Aquí estoy, mándame».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 92, 1ab. 1c-2. 5 (R.: 1a)

R. El Señor reina, vestido de majestad.

El Señor reina, vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder. R.

Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno. R.

Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término. R.

Aleluya 1P 4, 14

Si os ultrajan por el nombre de Cristo,
dichosos vosotros,
porque el Espíritu de Dios reposa sobre vosotros.

EVANGELIO

No tengáis miedo a los que matan el cuerpo

Lectura del santo evangelio según san Mateo 10, 24-33

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:

—«Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro, y al esclavo como su amo. Si al dueño de la casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados!

No les tengáis miedo, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse.

Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído, pregonadlo desde la azotea.

No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones.

Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo».

Palabra del Señor.



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