Semana 19 de Tiempo Ordinario. Año Par

Semana 19 Tiempo Ordinario Año Par

Semana 19 de Tiempo Ordinario en el Año Par, según el Leccionario IV, la Iglesia Católica se embarca en un viaje continuo a través de la rica Palabra de Dios, ofreciendo a los fieles una secuencia de lecturas que iluminan la vida y enseñanzas de Jesucristo y la aplicación de su mensaje en la vida diaria. Este período se caracteriza por una inmersión profunda en las Escrituras, con un énfasis particular en los textos del Antiguo Testamento y Nuevo Testamento que se alternan con los años impares, asegurando así una cobertura comprensiva y variada de la Biblia a lo largo de dos años.

Durante el Año Par, el Leccionario IV selecciona cuidadosamente lecturas del Antiguo Testamento que resaltan la promesa de Dios y su fidelidad hacia su pueblo, así como pasajes del Nuevo Testamento que se enfocan en las parábolas y enseñanzas de Jesús, especialmente aquellas que se encuentran en los Evangelios de Lucas y Juan. Estas selecciones están diseñadas para profundizar la comprensión y la relación de los fieles con Dios, animándolos a reflexionar sobre su propio camino de fe en respuesta a la Palabra.

19ª Semana de Tiempo Ordinario. Años pares

Lunes

PRIMERA LECTURA

Era la apariencia visible de la gloria del Señor

Lectura de la profecía de Ezequiel 1, 2-5. 24-28c

El año quinto de la deportación del rey Joaquín, el día cinco del mes cuarto, vino la palabra del Señor a Ezequiel, hijo de Buzi, sacerdote, en tierra de los caldeos, a orillas del río Quebar.

Entonces se apoyó sobre mí la mano del Señor, y vi que venía del norte un viento huracanado, una gran nube y un zigzagueo de relámpagos. Nube nimbada de resplandor, y, entre el relampagueo, como el brillo del electro.

En medio de éstos aparecía la figura de cuatro seres vivientes; tenían forma humana.

Y oí el rumor de sus alas, como estruendo de aguas caudalosas, como la voz del Todopoderoso, cuando caminaban; griterío de multitudes, como estruendo de tropas; cuando se detenían, abatían las alas. También se oyó un estruendo sobre la plataforma que estaba encima de sus cabezas; cuando se detenían, abatían las alas.

Y por encima de la plataforma, que estaba sobre sus cabezas, había una especie de zafiro en forma de trono; sobre esta especie de trono sobresalía una figura que parecía un hombre. Y vi un brillo como de electro (algo así como fuego lo enmarcaba) de lo que parecía su cintura para arriba, y de lo que parecía su cintura para abajo vi algo así como fuego. Estaba nimbado de resplandor. El resplandor que lo nimbaba era como el arco que aparece en las nubes cuando llueve.

Era la apariencia visible de la gloria del Señor.

Al contemplarla, caí rostro en tierra.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 148, 1-2. 11-12ab. 12c-14a.

R. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

O bien:

R. Aleluya.

Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo, todos sus ángeles;
alabadlo, todos sus ejércitos. R.

Reyes y pueblos del orbe,
príncipes y jefes del mundo,
los jóvenes y también las doncellas,
los viejos junto con los niños. R.

Alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra. R.

El acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido. R.

Aleluya Cf. 2Ts 2, 14

Dios nos llamó por medio del Evangelio,
para que sea nuestra la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

EVANGELIO

Lo matarán, pero resucitará. Los hijos están exentos de impuestos

Lectura del santo evangelio según san Mateo 17, 22-27

En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos la Galilea, les dijo Jesús:

—«Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día».

Ellos se pusieron muy tristes.

Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron:

—«¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?».

Contestó:

—«Sí».

Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle:

—«¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?».

Contestó:

—«A los extraños».

Jesús le dijo:

—«Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti».

Palabra del Señor.

Martes

PRIMERA LECTURA

Me dio a comer el volumen, y me supo en la boca dulce como la miel

Lectura de la profecía de Ezequiel 2, 8—3, 4

Así dice el Señor:

—«Tú, hijo de Adán, oye lo que te digo: ¡No seas rebelde, como la casa rebelde! Abre la boca y come lo que te doy».

Vi entonces una mano extendida hacia mí, con un documento enrollado. Lo desenrolló ante mí: estaba escrito en el anverso y en el reverso; tenía escritas elegías, lamentos y ayes.

Y me dijo:

—«Hijo de Adán, come lo que tienes ahí, cómete este volumen y vete a hablar a la casa de Israel».

Abrí la boca y me dio a comer el volumen, diciéndome:

—«Hijo de Adán, alimenta tu vientre y sacia tus entrañas con este volumen que te doy».

Lo comí, y me supo en la boca dulce como la miel.

Y me dijo:

—«Hijo de Adán, anda, vete a la casa de Israel y diles mis palabras».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 118, 14. 24. 72. 103. 111. 131 (R.: 103a)

R. ¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!

Mi alegría es el camino de tus preceptos,
más que todas las riquezas. R.

Tus preceptos son mi delicia,
tus decretos son mis consejeros. R.

Más estimo yo los preceptos de tu boca
que miles de monedas de oro y plata. R.

¡Qué dulce al paladar tu promesa:
más que miel en la boca! R.

Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón. R.

Abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos. R.

Aleluya Mt 11, 29ab

Cargad con mi yugo y aprended de mí
—dice el Señor—,
que soy manso y humilde de corazón.

EVANGELIO

Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños

Lectura del santo evangelio según san Mateo 18, 1-5. 10. 12-14

En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:

—«¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?».

Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo:

—«Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí.

Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial.

¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado.

Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños».

Palabra del Señor.

Miércoles

PRIMERA LECTURA

La marca en la frente de los que se lamentan afligidos
por las abominaciones de Jerusalén

Lectura de la profecía de Ezequiel 9, 1-7; 10, 18-22

Oí al Señor llamar en voz alta:

—«Acercaos, verdugos de la ciudad, empuñando cada uno su arma mortal».

Entonces aparecieron seis hombres por el camino de la puerta de arriba, la que da al norte, empuñando mazas. En medio de ellos, un hombre vestido de lino, con los avíos de escribano a la cintura. Al llegar, se detuvieron junto al altar de bronce.

La gloria del Dios de Israel se había levantado del querubín en que se apoyaba, yendo a ponerse en el umbral del templo.

Llamó al hombre vestido de lino, con los avíos de escribano a la cintura, y le dijo el Señor:

—«Recorre la ciudad, atraviesa Jerusalén y marca en la frente a los que se lamentan afligidos por las abominaciones que en ella se cometen».

A los otros les dijo en mi presencia:

—«Recorred la ciudad detrás de él, hiriendo sin compasión y sin piedad. A viejos, mozos y muchachas, a niños y mujeres, matadlos, acabad con ellos; pero a ninguno de los marcados lo toquéis. Empezad por mi santuario».

Y empezaron por los ancianos que estaban frente al templo.

Luego les dijo:

—«Profanad el templo, llenando sus atrios de cadáveres, y salid a matar por la ciudad».

Luego la gloria del Señor salió, levantándose del umbral del templo, y se colocó sobre los querubines. Vi a los querubines levantar las alas, remontarse del suelo, sin separarse de las ruedas, y salir. Y se detuvieron junto a la puerta oriental de la casa del Señor; mientras tanto, la gloria del Dios de Israel sobresalía por encima de ellos.

Eran los seres vivientes que yo había visto debajo del Dios de Israel a orillas del río Quebar, y me di cuenta de que eran querubines. Tenían cuatro rostros y cuatro alas cada uno, y una especie de brazos humanos debajo de las alas, y su fisonomía era la de los rostros que yo había contemplado a orillas del río Quebar. Caminaban de frente.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 112, 1-2. 3-4. 5-6 (R.: 4b)

R. La gloria del Señor se eleva sobre el cielo.

O bien:

R. Aleluya.

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R.

De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre el cielo. R.

¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra? R.

Aleluya 2Co 5, 19

Dios estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo,
y a nosotros nos ha confiado
la palabra de la reconciliación.

EVANGELIO

Si te hace caso, has salvado a tu hermano

Lectura del santo evangelio según san Mateo 18, 15-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano.

Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.

Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».

Palabra del Señor.

Jueves

PRIMERA LECTURA

Emigra a la luz del día, a la vista de todos

Lectura de la profecía de Ezequiel 12, 1-12

Me vino esta palabra del Señor:

—«Hijo de Adán, vives en la casa rebelde: tienen ojos para ver, y no ven; tienen oídos para oír, y no oyen; pues son casa rebelde.

Tú, hijo de Adán, prepara el ajuar del destierro y emigra a la luz del día, a la vista de todos; a la vista de todos, emigra a otro lugar, a ver si lo ven; pues son casa rebelde.

Saca tu ajuar, como quien va al destierro, a la luz del día, a la vista de todos, y tú sal al atardecer, a la vista de todos, como quien va al destierro.

A la vista de todos, abre un boquete en el muro y saca por allí tu ajuar.

Cárgate al hombro el hatillo, a la vista de todos, sácalo en la oscuridad; tápate la cara, para no ver la tierra, porque hago de ti una señal para la casa de Israel».

Yo hice lo que me mandó: saqué mi ajuar como quien va al destierro, a la luz del día; al atardecer, abrí un boquete en el muro, lo saqué en la oscuridad, me cargué al hombro el hatillo, a la vista de todos.

A la mañana siguiente, me vino esta palabra del Señor:

—«Hijo de Adán, ¿no te ha preguntado la casa de Israel, la casa rebelde, qué es lo que hacías?

Pues respóndeles:

«Esto dice el Señor:

Este oráculo contra Jerusalén va por el príncipe y por toda la casa de Israel que vive allí». Di:

«Soy señal para vosotros; lo que yo he hecho lo tendrán que hacer ellos: Irán cautivos al destierro.

El príncipe que vive entre ellos se cargará al hombro el hatillo, abrirá un boquete en el muro para sacarlo, lo sacará en la oscuridad y se tapará la cara para que no lo reconozcan»».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 77, 56-57. 58-59. 61-62 (R.: cf. 7c)

R. No olvidéis las acciones de Dios.

Tentaron al Dios Altísimo y se rebelaron,
negándose a guardar sus preceptos;
desertaron y traicionaron como sus padres,
fallaron como un arco engañoso. R.

Con sus altozanos lo irritaban,
con sus ídolos provocaban sus celos.
Dios lo oyó y se indignó,
y rechazó totalmente a Israel. R.

Abandonó sus valientes al cautiverio,
su orgullo a las manos enemigas;
entregó su pueblo a la espada,
encolerizado contra su heredad. R.

Aleluya Sal 118, 135

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
enséñame tus leyes.

EVANGELIO

No te digo que perdones hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete

Lectura del santo evangelio según san Mateo 18, 21—19, 1

En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús:

—«Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?».

Jesús le contesta:

—«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.

El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo:

«Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo».

El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo:

«Págame lo que me debes».

El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo:

«Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré».

Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.

Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo:

«¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?».

Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.

Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».

Cuando acabó Jesús estas palabras, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.

Palabra del Señor.

Viernes

PRIMERA LECTURA

Tu belleza era completa con las galas con que te atavié; y te prostituiste

Lectura de la profecía de Ezequiel 16, 1-15. 60. 63

Me vino esta palabra del Señor:

«Hijo de Adán,
denuncia a Jerusalén sus abominaciones,

diciendo: «Así dice el Señor:
¡Jerusalén!

Eres cananea de casta y de cuna:
tu padre era amorreo y tu madre era hitita.

Fue así tu alumbramiento:

El día en que naciste,
no te cortaron el ombligo,

no te bañaron ni frotaron con sal,
ni te envolvieron en pañales.

Nadie se apiadó de ti
haciéndote uno de estos menesteres,
por compasión,

sino que te arrojaron a campo abierto,
asqueados de ti,
el día en que naciste.

Pasando yo a tu lado, te vi
chapoteando en tu propia sangre,

y te dije mientras yacías en tu sangre:
‘Sigue viviendo y crece como brote campestre’.

Creciste y te hiciste moza,
llegaste a la sazón;

tus senos se afirmaron,
y el vello te brotó,

pero estabas desnuda y en cueros.

Pasando de nuevo a tu lado, te vi
en la edad del amor;

extendí sobre ti mi manto
para cubrir tu desnudez;

te comprometí con juramento,
hice alianza contigo
—oráculo del Señor—
y fuiste mía.

Te bañé, te limpié la sangre,
y te ungí con aceite.

Te vestí de bordado,
te calcé de marsopa;

te ceñí de lino,
te revestí de seda.

Te engalané con joyas:
te puse pulseras en los brazos
y un collar al cuello.

Te puse un anillo en la nariz,
pendientes en las orejas
y diadema de lujo en la cabeza.

Lucías joyas de oro y plata,
y vestidos de lino, seda y bordado;

comías flor de harina, miel y aceite;
estabas guapísima y prosperaste
más que una reina.

Cundió entre los pueblos la fama de tu belleza,
completa con las galas con que te atavié
—oráculo del Señor—.

Te sentiste segura de tu belleza
y, amparada en tu fama, fornicaste
y te prostituiste con el primero que pasaba.

Pero yo me acordaré de la alianza
que hice contigo cuando eras moza
haré contigo una alianza eterna,

para que te acuerdes y te sonrojes
y no vuelvas a abrir la boca de vergüenza,

cuando yo te perdone todo lo que hiciste»».
Oráculo del Señor.

Palabra de Dios.

Me acordaré de la alianza que hice contigo, y tú te sonrojarás

Lectura de la profecía de Ezequiel Ez 16, 59-63

Así dice el Señor:

«Actuaré contigo, Jerusalén, conforme a tus acciones,
pues menospreciaste el juramento
y quebrantaste la alianza.

Pero yo me acordaré de la alianza
que hice contigo cuando eras moza
y haré contigo una alianza eterna.

Tú te acordarás de tu conducta
y te sonrojarás, al acoger a tus hermanas,
las mayores y las más pequeñas;

pues yo te las daré como hijas,
mas no en virtud de tu alianza.

Yo mismo haré alianza contigo,
y sabrás que yo soy el Señor,

para que te acuerdes y te sonrojes
y no vuelvas a abrir la boca de vergüenza,

cuando yo te perdone todo lo que hiciste».
Oráculo del Señor.

Palabra de Dios.

Interleccional: Isaías 12, 2-3. 4bcd. 5-6 (R.: 1c)

R. Ha cesado tu ira y me has consolado.

Él es mi Dios y Salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R.

Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R.

Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel». R.

Aleluya Cf. 1Ts 2, 13

Acoged la palabra de Dios,
no como palabra de hombre,
sino, cual es en verdad, como palabra de Dios.

EVANGELIO

Por lo tercos que sois os permitió Moisés divorciaros de vuestras mujeres;
pero, al principio, no era así

Lectura del santo evangelio según san Mateo 19, 3-12

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba:

—«¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo?».

Él les respondió:

—«¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne»? De modo que ya no son dos, sino una sola carne.

Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».

Ellos insistieron:

—«¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse?».

Él les contestó:

—«Por lo tercos que sois os permitió Moisés divorciaros de vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Ahora os digo yo que, si uno se divorcia de su mujer —no hablo de impureza— y se casa con otra, comete adulterio».

Los discípulos le replicaron:

—«Si ésa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse».

Pero él les dijo:

—«No todos pueden con eso, sólo los que han recibido ese don.

Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el reino de los cielos. El que pueda con esto, que lo haga».

Palabra del Señor.

Sábado

PRIMERA LECTURA

Os juzgaré a cada uno según su proceder

Lectura de la profecía de Ezequiel 18, 1-10. 13b. 30-32

Me vino esta palabra del Señor:

«¿Por qué andáis repitiendo este refrán
en la tierra de Israel:

«Los padres comieron agraces,
y los hijos tuvieron dentera?».

Por mi vida os juro —oráculo del Señor—
que nadie volverá a repetir
ese refrán en Israel.

Sabedlo: todas las vidas son mías;
lo mismo que la vida del padre,
es mía la vida del hijo;

el que peca es el que morirá.

El hombre que es justo,
que observa el derecho y la justicia,

que no come en los montes,
levantando los ojos a los ídolos de Israel,

que no profana a la mujer de su prójimo,
ni se llega a la mujer en su regla,

que no explota,
sino que devuelve la prenda empeñada,

que no roba,
sino que da su pan al hambriento
y viste al desnudo,

que no presta con usura
ni acumula intereses,

que aparta la mano de la iniquidad
y juzga imparcialmente los delitos,

que camina según mis preceptos
y guarda mis mandamientos,
cumpliéndolos fielmente:

ese hombre es justo,
y ciertamente vivirá
—oráculo del Señor—.

Si éste engendra un hijo criminal y homicida,
que quebranta alguna de estas prohibiciones,
ciertamente no vivirá;

por haber cometido todas esas abominaciones,
morirá ciertamente
y será responsable de sus crímenes.

Pues bien, casa de Israel,
os juzgaré a cada uno según su proceder
—oráculo del Señor—.

Arrepentíos y convertíos de vuestros delitos,
y no caeréis en pecado.

Quitaos de encima los delitos que habéis perpetrado
y estrenad un corazón nuevo y un espíritu nuevo;
y así no moriréis, casa de Israel.

Pues no quiero la muerte de nadie
—oráculo del Señor—.

¡Arrepentíos y viviréis!».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 50, 12-13. 14-15. 18-19 (R.: 12a)

R. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti. R.

Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias. R.

Aleluya Cf. Mt 11, 25

Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra,
porque has revelado los secretos del reino a la gente sencilla.

EVANGELIO

No impidáis a los niños acercarse a mí;
de los que son como ellos es el reino de los cielos

Lectura del santo evangelio según san Mateo 19, 13-15

En aquel tiempo, le acercaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos los regañaban. Jesús dijo:

—«Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos».

Les impuso las manos y se marchó de allí.

Palabra del Señor.



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