Semana 20 de Tiempo Ordinario. Año Par

Semana 20 Tiempo Ordinario Año Par

Semana 20 de Tiempo Ordinario en el Año Par, según el Leccionario IV, la Iglesia Católica se embarca en un viaje continuo a través de la rica Palabra de Dios, ofreciendo a los fieles una secuencia de lecturas que iluminan la vida y enseñanzas de Jesucristo y la aplicación de su mensaje en la vida diaria. Este período se caracteriza por una inmersión profunda en las Escrituras, con un énfasis particular en los textos del Antiguo Testamento y Nuevo Testamento que se alternan con los años impares, asegurando así una cobertura comprensiva y variada de la Biblia a lo largo de dos años.

Durante el Año Par, el Leccionario IV selecciona cuidadosamente lecturas del Antiguo Testamento que resaltan la promesa de Dios y su fidelidad hacia su pueblo, así como pasajes del Nuevo Testamento que se enfocan en las parábolas y enseñanzas de Jesús, especialmente aquellas que se encuentran en los Evangelios de Lucas y Juan. Estas selecciones están diseñadas para profundizar la comprensión y la relación de los fieles con Dios, animándolos a reflexionar sobre su propio camino de fe en respuesta a la Palabra.

20ª Semana de Tiempo Ordinario. Años pares

Lunes

PRIMERA LECTURA

Ezequiel os servirá de señal: haréis lo mismo que él ha hecho

Lectura de la profecía de Ezequiel 24, 15-24

Me vino esta palabra del Señor:

«Hijo de Adán, voy a arrebatarte repentinamente
el encanto de tus ojos

no llores ni hagas duelo
ni derrames lágrimas;

aflígete en silencio como un muerto,
sin hacer duelo;

líate el turbante
y cálzate las sandalias;

no te emboces la cara
ni comas el pan del duelo».

Por la mañana, yo hablaba a la gente;
por la tarde, se murió mi mujer;

y, a la mañana siguiente,
hice lo que se me había mandado.

Entonces me dijo la gente:
«¿Quieres explicarnos
qué nos anuncia lo que estás haciendo?».

Les respondí:

«Me vino esta palabra del Señor:

«Dile a la casa de Israel: ‘Así dice el Señor:
Mira, voy a profanar mi santuario,
vuestro soberbio baluarte,

el encanto de vuestros ojos,
el tesoro de vuestras almas.

Los hijos e hijas que dejasteis
caerán a espada.

Entonces haréis lo que yo he hecho:
no os embozaréis la cara
ni comeréis el pan del duelo;

seguiréis con el turbante en la cabeza
y las sandalias en los pies,
no lloraréis ni haréis luto;

os consumiréis por vuestra culpa
y os lamentaréis unos con otros.

Ezequiel os servirá de señal:
haréis lo mismo que él ha hecho.

Y, cuando suceda,
sabréis que yo soy el Señor'»».

Palabra de Dios.

Interleccional: Deuteronomio 32, 18-19. 20. 21 (R.: 18a)

R. Despreciaste a la Roca que te engendró.

Despreciaste a la Roca que te engendró,
y olvidaste al Dios que te dio a luz.
Lo vio el Señor, e irritado
rechazó a sus hijos e hijas. R.

Pensando: «Les esconderé mi rostro
y veré en qué acaban,
porque son una generación depravada,
unos hijos desleales». R.

«Ellos me han dado celos con un dios ilusorio,
me han irritado con ídolos vacíos;
pues yo les daré celos con un pueblo ilusorio,
los irritaré con una nación fatua». R.

Aleluya Mt 5, 3

Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.

EVANGELIO

Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, a
sí tendrás un tesoro en el cielo

Lectura del santo evangelio según san Mateo 19, 16-22

En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó:

—«Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?».

Jesús le contestó:

—«¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos».

Él le preguntó:

—«¿Cuáles?».

Jesús le contestó:

—«No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo».

El muchacho le dijo:

—«Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?».

Jesús le contestó:

—«Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres —así tendrás un tesoro en el cielo— y luego vente conmigo».

Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.

Palabra del Señor.

Martes

PRIMERA LECTURA

Eres hombre y no dios; te creías listo como los dioses

Lectura de la profecía de Ezequiel 28, 1-10

Me vino esta palabra del Señor:

«Hijo de Adán, di al príncipe de Tiro:

«Así dice el Señor:

Se hinchó tu corazón,
y dijiste: ‘Soy Dios,

entronizado en solio de dioses
en el corazón del mar’,

tú que eres hombre y no dios;
te creías listo como los dioses.

¡Si eres más sabio que Daniel!;
ningún enigma se te resiste.

Con tu talento, con tu habilidad,
te hiciste una fortuna;

acumulaste oro y plata
en tus tesoros.

Con agudo talento de mercader
ibas acrecentando tu fortuna,
y tu fortuna te llenó de presunción.

Por eso, así dice el Señor:

Por haberte creído sabio como los dioses,

por eso traigo contra ti
bárbaros pueblos feroces;

desenvainarán la espada
contra tu belleza y tu sabiduría,
profanando tu esplendor.

Te hundirán en la fosa,
morirás con muerte ignominiosa
en el corazón del mar.

Tú, que eres hombre y no dios,
¿osarás decir: ‘Soy Dios’,

delante de tus asesinos,
en poder de los que te apuñalen?

Morirás con muerte de incircunciso,
a manos de bárbaros.

Yo lo he dicho»».
Oráculo del Señor.

Palabra de Dios.

Interleccional: Deuteronomio 32, 26-27ab. 27cd-28a. 30. 35cd-36ab (R.: 39c)

R. Yo doy la muerte y la vida.

Yo pensaba: «Voy a dispersarlos
y a borrar su memoria entre los hombres».
Pero no; que temo la jactancia del enemigo
y la mala interpretación del adversario. R.

Que diría: «Nuestra mano ha vencido,
no es el Señor quien lo ha hecho».
Porque son una nación que ha perdido el juicio. R.

¿Cómo es que uno persigue a mil,
y dos ponen en fuga a diez mil?
¿No es porque su Roca los ha vendido,
porque el Señor los ha entregado? R.

El día de su perdición se acerca,
y su suerte se apresura.
Porque el Señor defenderá a su pueblo
y tendrá compasión de sus siervos. R.

Aleluya 2Co 8, 9

Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre,
para enriqueceros con su pobreza.

EVANGELIO

Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja,
que a un rico entrar en el reino de Dios

Lectura del santo evangelio según san Mateo 19, 23-30

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Os aseguro que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».

Al oírlo, los discípulos dijeron espantados:

—«Entonces, ¿quién puede salvarse?».

Jesús se les quedó mirando y les dijo:

—«Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo».

Entonces le dijo Pedro:

—«Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?».

Jesús les dijo:

—«Os aseguro: cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel.

El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.

Muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros».

Palabra del Señor.

Miércoles

PRIMERA LECTURA

Libraré a mis ovejas de sus fauces, para que no sean su manjar

Lectura de la profecía de Ezequiel 34, 1-11

Me vino esta palabra del Señor:

—«Hijo de Adán, profetiza contra los pastores de Israel, profetiza, diciéndoles: «¡Pastores!, esto dice el Señor:

¡Ay de los pastores de Israel
que se apacientan a sí mismos!

¿No son las ovejas
lo que tienen que apacentar los pastores?

Os coméis su enjundia,
os vestís con su lana;

matáis las más gordas,
y las ovejas no las apacentáis.

No fortalecéis a las débiles,
ni curáis a las enfermas,
ni vendáis a las heridas;

no recogéis a las descarriadas,
ni buscáis las perdidas,
y maltratáis brutalmente a las fuertes.

Al no tener pastor, se desperdigaron
y fueron pasto de las fieras del campo.

Mis ovejas se desperdigaron y vagaron sin rumbo
por montes y altos cerros;

mis ovejas se dispersaron por toda la tierra,
sin que nadie las buscase, siguiendo su rastro.

Por eso, pastores,
escuchad la palabra del Señor:

‘¡Lo juro por mi vida! —oráculo del Señor—.

Mis ovejas fueron presa, mis ovejas fueron pasto
de las fieras del campo, por falta de pastor;

pues los pastores no las cuidaban,
los pastores se apacentaban a sí mismos;

por eso, pastores, escuchad la palabra del Señor:

Así dice el Señor:

Me voy a enfrentar con los pastores;
les reclamaré mis ovejas,

los quitaré de pastores de mis ovejas,
para que dejen de apacentarse a sí mismos
los pastores;

libraré a mis ovejas de sus fauces,
para que no sean su manjar'».

Así dice el Señor Dios:

«Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas,
siguiendo su rastro»».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6 (R.: 1)

R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R.

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R.

Aleluya Hb 4, 12

La palabra de Dios es viva y eficaz;
juzga los deseos e intenciones del corazón.

EVANGELIO

¿Vas a tener tú envidia porque soy yo bueno?

Lectura del santo evangelio según san Mateo 20, 1-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

—«El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.

Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo:

«Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido».

Ellos fueron.

Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo.

Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo:

«¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?».

Le respondieron:

«Nadie nos ha contratado».

Él les dijo:

«Id también vosotros a mi viña».

Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz:

«Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros».

Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno.

Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo:

«Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno».

Él replicó a uno de ellos:

«Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?».

Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos».

Palabra del Señor.

Jueves

PRIMERA LECTURA

Os daré un corazón nuevo y os infundiré mi espíritu

Lectura de la profecía de Ezequiel 36, 23-28

Así dice el Señor:

«Mostraré la santidad de mi nombre grande,
profanado entre los gentiles,
que vosotros habéis profanado en medio de ellos;

y conocerán los gentiles que yo soy el Señor
—oráculo del Señor—,
cuando les haga ver mi santidad al castigaros.

Os recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos los países,
y os llevaré a vuestra tierra.

Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará:

de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os he de purificar.

Y os daré un corazón nuevo,
y os infundiré un espíritu nuevo;

arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne.

Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis según mis preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.

Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo,
y yo seré vuestro Dios».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 50, 12-13. 14-15. 18-19 (R.: Ez 36, 25)

R. Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará de todas vuestras inmundicias.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti. R.

Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias. R.

Aleluya Cf. Sal 94, 8ab

No endurezcáis hoy vuestro corazón;
escuchad la voz del Señor.

EVANGELIO

A todos los que encontréis, convidadlos a la boda

Lectura del santo evangelio según san Mateo 22, 1-14

En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:

—«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran:

«Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda».

Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos.

El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados:

«La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda».

Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:

«Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?».

El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros:

«Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes».

Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos».

Palabra del Señor.

Viernes

PRIMERA LECTURA

Huesos secos, escuchad la palabra del Señor.
Os haré salir de vuestros sepulcros, casa de Israel

Lectura de la profecía de Ezequiel 37, 1-14

En aquellos días, la mano del Señor se posó sobre mí y, con su Espíritu, el Señor me sacó y me colocó en medio de un valle todo lleno de huesos. Me hizo dar vueltas y vueltas en torno a ellos: eran innumerables sobre la superficie del valle y estaban completamente secos.

Me preguntó:

—«Hijo de Adán, ¿podrán revivir estos huesos?».

Yo respondí:

—«Señor, tú lo sabes».

Él me dijo:

—«Pronuncia un oráculo sobre estos huesos y diles: «¡Huesos secos, escuchad la palabra del Señor! Así dice el Señor a estos huesos: Yo mismo traeré sobre vosotros espíritu, y viviréis. Pondré sobre vosotros tendones, haré crecer sobre vosotros carne, extenderé sobre vosotros piel, os infundiré espíritu, y viviréis. Y sabréis que yo soy el Señor»».

Y profeticé como me había ordenado y, a la voz de mi oráculo, hubo un estrépito, y los huesos se juntaron hueso con hueso. Me fijé en ellos: tenían encima tendones, la carne había crecido, y la piel los recubría; pero no tenían espíritu.

Entonces me dijo:

—«Conjura al espíritu, conjura, hijo de Adán, y di al espíritu: «Así dice el Señor: De los cuatro vientos ven, espíritu, y sopla sobre estos muertos para que vivan»».

Yo profeticé como me había ordenado; vino sobre ellos el espíritu, y revivieron y se pusieron en pie. Era una multitud innumerable.

Y me dijo:

—«Hijo de Adán, estos huesos son la entera casa de Israel, que dice: «Nuestros huesos están secos, nuestra esperanza ha perecido, estamos destrozados». Por eso, profetiza y diles: «Así dice el Señor: Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y, cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que soy el Señor. Os infundiré mi espíritu, y viviréis; os colocaré en vuestra tierra y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo hago»».

Oráculo del Señor.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 106, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: 1)

R. Dad gracias al Señor,
porque es eterna su misericordia.

O bien:

R. Aleluya.

Que lo confiesen los redimidos por el Señor,
los que él rescató de la mano del enemigo,
los que reunió de todos los países:
norte y sur, oriente y occidente. R.

Erraban por un desierto solitario,
no encontraban el camino de ciudad habitada;
pasaban hambre y sed,
se les iba agotando la vida. R.

Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.
Los guió por un camino derecho,
para que llegaran a ciudad habitada. R.

Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
Calmó el ansia de los sedientos,
y a los hambrientos los colmó de bienes. R.

Aleluya Sal 24, 4b. 5a

Dios mío, instrúyeme en tus sendas,
haz que camine con lealtad.

EVANGELIO

Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo

Lectura del santo evangelio según san Mateo 22, 34-40

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:

—«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?».

Él le dijo:

—«»Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser».

Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:

«Amarás a tu prójimo como a ti mismo».

Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los Profetas».

Palabra del Señor.

Sábado

PRIMERA LECTURA

La gloria del Señor entró en el templo

Lectura de la profecía de Ezequiel 43, 1-7a

En aquellos días, el ángel me condujo a la puerta oriental: vi la gloria del Dios de Israel que venía de oriente, con estruendo de aguas caudalosas: la tierra reflejó su gloria.

La visión que tuve era como la visión que había contemplado cuando vino a destruir la ciudad, como la visión que había contemplado a orillas del río Quebar.

Y caí rostro en tierra.

La gloria del Señor entró en el templo por la puerta oriental.

Entonces me arrebató el espíritu y me llevó al atrio interior.

La Gloria del Señor llenaba el templo.

Entonces oí a uno que me hablaba desde el templo el hombre seguía a mi lado, y me decía:

—«Hijo de Adán, éste es el sitio de mi trono, el sitio de las plantas de mis pies, donde voy a residir para siempre en medio de los hijos de Israel».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 84, 9ab-10. 11-12. 13-14 (R.: cf. 10b)

R. La gloria del Señor habitará en nuestra tierra.

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos».
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R.

La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R.

El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R.

Aleluya Mt 23, 9b. 10b

Uno solo es vuestro Padre, el del cielo,
y uno solo es vuestro consejero, Cristo.

EVANGELIO

No hacen lo que dicen

Lectura del santo evangelio según san Mateo 23, 1-12

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo:

—«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen.

Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.

Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros.

Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos.

Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.

No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo.

El primero entre vosotros será vuestro servidor.

El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Palabra del Señor.



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